Escapadas: un día en Rabat

Qué hacer en Rabat - Marruecos

Nuestro viaje a Marruecos comenzó en el aeropuerto de Sevilla con un vuelo hacia Rabat que salía a las 6:30. A pesar de tener que madrugar mucho para coger el avión luego al llegar temprano al destino se agradece porque se puede aprovechar más el día.

Comenzamos el artículo con un vídeo resumen de nuestro viaje para hacernos una idea general de nuestra experiencia en la capital de Marruecos. Tras el vídeo iremos viendo al detalle por dónde nos movimos, lo que comimos y recomendaremos algunos sitios que no os podéis perder.

Llegando a Rabat

Llegamos al aeropuerto de Rabat en menos de 45 minutos y nos dirigimos, primero a cambiar 50€ por 521 dirhams (podría estar mejor el cambio) y luego hacia la parada del autobús que nos dejaría por 25dh por persona en la estación de trenes de Rabat.

Cómo llegar al Aeropuerto de Rabat

Ya que estábamos allí aprovechamos para comprar los billetes de tren hacia Meknes a primera hora del día siguiente. Este trayecto nos salió en primera clase por 95dh cada uno. La diferencia entre la primera clase y la segunda es de aproximadamente un euro y según nos explicó la cajera que nos vendió los billetes la diferencia entre la primera y la segunda clase es que la primera está más limpia y es más espaciosa así que… lo vimos claro.

Una vez comprados los billetes, para ir hacia el riad en el que nos íbamos a alojar, a pie de medina de Rabat, cogimos un petit taxi que nos costó 14dh, más o menos sobre un euro y medio.

Seguro para viajar con COVID19

Hicimos una breve parada para desayunar en un bar llamado Shazine en el que nos atendieron al buen rato y nos dijeron que no tenían nada de lo típico marroquí que ponía en la carta, así que abortamos el intento de desayuno y nos fuimos directos al riad para no perder más tiempo.

Alojamiento en la medina de Rabat

El camino hacia el riad fue a través de una avenida dentro de la medina, todo recto, un trayecto en el que conocer cómo comienza el ajetreo diario de la medina de Rabat, ya que eran las 8:30 de la mañana y los más madrugadores estaban empezando a preparar sus tiendas.

Qué ver en la Medina de Rabat

Llegamos a nuestro alojamiento, el Riad Dar Yanis, en el que nos alojaríamos por 46,60€ la noche con el desayuno incluido aunque en principio no lo íbamos a poder disfrutar porque al día siguiente nos íbamos a Meknes muy temprano.

Fuimos con la idea de dejar maletas en recepción y buscar un sitio donde desayunar, luego hacer turismo y tras el almuerzo hacer el check in.

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Nos dijeron que si esperábamos un momento nos daban ya la habitación y que mientras tanto podíamos desayunar allí, y ya vistos en el compromiso pues nos esperamos y confiamos en que el desayuno no fuese una trampa para turistas.

Alojarse en un riad de Rabat en Marruecos

Desayunar en Rabat

Mientras nos daban la habitación del riad vimos el buen desayuno que se estaban pegando los huéspedes por lo que sabíamos que íbamos a salir satisfechos, costase lo que costase.

Desayunos del riad Dar Yanis

El desayuno que nos pusieron estaba compuesto por m’smen, baguir, y un croasán. Todo para ponerles miel, mermelada y mantequilla, acompañado esto de un zumo de naranja y un té.

Desayunar cosas típicas en Rabat

Tremendo de rico y de cantidad el desayuno, acabamos redondos y muy contentos de lo bueno que estaba. La sorpresa vino cuando pedimos la cuenta que nos dijeron que no nos preocupásemos, que nos lo habían puesto sin ningún coste porque era la hora del desayuno y si se lo ponían a todos, no nos íbamos a quedar mirando.

Les dimos las gracias y más tarde cuando pagamos la habitación les dimos de más, no solo para compensar el gesto, sino también para agradecer el trato que tuvieron con nosotros desde el primer momento, una amabilidad total y natural (para nada forzada) en que nuestra estancia fuese lo más agradable posible.

Alojamiento en la medina de Rabat

En cuanto a la habitación, tenía la amplitud necesaria como para estar bien. La decoración es la típica de los riad de Marruecos, con azulejos, lámparas, y todo lo decorativo más característico de allí.

Eso sí, si nos metemos en detalles había algunas zonas de limpieza más relajada y el olor a humedad te atrapaba un poco. Pero claro, nos habían tratado tan bien que estas cosas quedan en segundo plano.

Cuarto de baño marroquí

Una vez soltamos todas las cosas en el riad, quedándonos solamente la cámara de fotos y poco más, salimos a la calle para, antes de perdernos por la medina de Rabat, ver los lugares de interés que estaban más alejados de nuestro alojamiento.

Con este planteamiento queríamos empezar a descubrir Rabat. Primero ver y visitar lo más típico de esta ciudad marroquí, y luego tener tiempo para recorrer sus callejuelas, ver sus tiendas y mezclarnos por la medina como si la conociéramos de toda la vida.

Qué ver en Rabat

La ciudad de Rabat es perfecta para recorrerla a pie o utilizar de vez en cuando los petit taxis para los trayectos que están un poco más alejados, sobre todo si son horas en las que el sol empieza a apretar.

Ser turista es sinónimo de que algún taxista te intente cobrar de más, pero si les demuestras de primeras que sabes de qué va la historia puedes moverte por la ciudad con buenos precios o al menos con unos precios que sean beneficiosos para ambas partes.

Avenidas de Rabat en Marruecos

A continuación os contamos un poco sobre los lugares de interés que hay en Rabat y que pudimos visitar durante nuestra escapada turística a esta ciudad de Marruecos. ¡Empezamos!

Bab Soufara

Lo primero que nos topamos en nuestra ruta turística fue una antigua puerta llamada Bab Soufara desde la que se accede al Palacio Real. Avisamos que se puede acceder pero no si eres turista, ya que unos militares la vigilan para que nadie entre por allí.

La verdadera entrada, según nos dijeron, está siguiendo el muro dos puertas más a la izquierda. Esa era la teoría, pero en la práctica resultaron ser 5 o 6 en las que los guardias nos iban diciendo que era más adelante. Y el calor apretaba y apretaba… Consejo: llevar agua.

Puerta Soufara en Rabat

Palacio Real

Por fin encontramos la puerta para entrar y un amable señor nos dio los buenos días, nos pidió los pasaportes para que quedase constancia de que estábamos accediendo al recinto, nos invitó a sentarnos mientras hacía su trabajo de apuntar nuestros datos y nos deseo buen día al acabar de tomar sus notas.

Empezamos a recorrer aquello y las primeras casas que vimos resultaron ser de personas que trabajan en el Palacio Real del tipo funcionarios, guardia real, etc. Por si pasa algo para que estén a tan solo dos pasos del trabajo.

Viviendas para la Guardia Real de Rabat

Lo siguiente que vimos fue la mezquita Ahl Fas, muy cercana al Palacio Real, con un gran aparcamiento en el que los autobuses cargados de turistas hacen su parada para continuar a pie hasta las inmediaciones del Palacio. Es muy bonita esta mezquita vista por fuera, sobre todo sus arcos.

Mezquita cerca del Palacio Real de Rabat

Como se ve en la siguiente foto, el recinto del Palacio Real de Rabat (que no es pequeño) está cruzado por una gran avenida desde la que vimos a lo lejos la puerta Bab Soufara, por la que intentamos entrar al principio.

Alrededor de esta avenida todo son zonas ajardinadas pero sin nadie disfrutando de ellas, solamente algunos militares que vigilan en cada esquina y muchas cigüeñas que descansan en el césped.

Vista interior de la Puerta Bab Soufara

Y por fin llegamos al Palacio Real, resguardado por militares y guardias con distintos uniformes, cada uno de un cuerpo de seguridad marroquí.

Frente a la puerta un numeroso grupo de turistas tomando las típicas fotos de la puerta de entrada, de los guardias custodiándola y de ellos mismos con esa escena de fondo.

Entrada al Palacio Real de Rabat

Este vistoso Palacio se llama Dâr-al-Makhzen y es la residencia del Rey de Marruecos en Rabat, la capital del país. Este Palacio en concreto, con su apariencia actual, fue construido en el siglo XIX sobre la base de un par de versiones anteriores.

Desde 1955 que Marruecos declaró su independencia es la residencia oficial y administrativa de los Reyes de Marruecos, aunque suelen estar en otro Palacio algo más alejado del centro llamado Dar es Salaam.

Plaza frente al Palacio Real de Rabat

Frente al Palacio Real de Rabat, donde se agolpan los turistas, hay un gran espacio con una fuente, unos cañones decorativos y más jardines a los lados. Y también militares que te indican dónde sí y dónde no puedes estar.

Es un sitio que merece la pena ver una vez, aunque más allá de lo que muestra la siguiente foto no se puede ver y además desde una distancia prudencial para que no te llamen la atención. Pero es bonito.

Entrada al Palacio Real de Rabat

Necrópolis de Chellah

Tras el Palacio Real nos salimos del recinto por la misma puerta por la que entramos y fuimos andando durante unos 15 minutos hasta la Necrópolis de Chellah, cuya entrada nos salió por 70dh por persona.

Esta Necrópolis fue en su origen un asentamiento por el que pasaron varios pueblos: fenicios, romanos, árabes… hasta que se abandonó durante siglos y fue reutilizada por los benimerines como necrópolis a partir del siglo XIV.

Entrada a la Necrópolis de Chellah en Rabat

Barrio artesano de Chellah

Lo primero con lo que nos encontramos es con el antiguo barrio artesano. No se puede recorrer a pie pero desde una especie de mirador más o menos nos podemos hacer una idea del espacio reducido en el que los artesanos desarrollaban sus labores en esta antigua ciudad.

Ruinas de la necrópolis de Chellah en Rabat

Antigua mezquita en Chellah

El pueblo benimerí construyó en el interior de la ciudad una mezquita y algunos santuarios, aunque en la actualidad está en desuso por el estado de ruina en el que se encuentra, en parte por el abandono y en parte por el terremoto de Lisboa que le afectó un poquito.

Mezquita de Chellah en Rabat

Ruinas romanas

A lo largo de todo el recinto de Chellah podemos encontrar numerosos restos de época romana, que son principalmente los que se han puesto en valor de cara a los visitantes. Está muy bien, pero la realidad es que si has estado en Pompeya… esto se te queda algo corto.

Ruinas romanas en Rabat

Tumbas en Chellah

Como buena necrópolis, lo habitual es encontrar muchas tumbas pero lo único que vimos fueron algunas lápidas en muy mal estado como se puede ver en la foto y esta tumba protagonista que es la más vistosa y en la que todos los turistas nos paramos un momento.

Cementerio en Chellah

Antiguas construcciones

También si te pierdes un poco entre los árboles puedes llegar a encontrar algunas construcciones antiguas en estado de ruina. No sabemos exactamente qué pudieron ser y el folleto que dan no ayuda mucho a descubrirlo pero echándole imaginación quizás fueron algunos templetes romanos dedicados a algún dios de la época. Si alguien lo sabe y quiere comentar al final del artículo.. estás en tu casa 😉

Construcciones romanas en Chellah

Estanque de las anguilas

Uno de los lugares que más nos sorprendieron dentro de la Necrópolis de Chellah fue el estanque de las anguilas. En su origen fue un lugar dedicado a las abluciones pero tras unas inundaciones aparecieron anguilas en su interior y la gente dejó de meterse.

A estas anguilas, que pudimos ver un par y están bien criadas, se les aribuyen ciertos poderes de protección según cuenta la cultura popular por lo que en su día decidieron dejarlas ahí… y ahí siguen.

Estanque con anguilas en la necrópolis de Chellah

Los gatos de Chellah

La Necrópolis de Chellah está llena de gatos por todos sus rincones. Cerca del estanque de las anguilas vimos a una señora mayor que se ocupaba de ponerles comida y que pedía sin palabras a los turistas que le ayudasen a mantener sin hambre a sus gatos.

Además de nosotros, en el par de minutos que estuvimos por allí vímos cómo muchos turistas le dieron monedas, pero había tantos gatos que igual le venían hasta justas.

Gatos de la necrópolis romana de Chellah

Finalizamos nuestra visita a la Necrópolis de Chellah y cogimos un petit taxi que por 10dh nos dejó en la puerta del Mausoleo de Mohamed V, ahorrándonos un buen pateo bajo un sol abrasador.

Mausoleo de Mohamed V

Este lugar es de los más turísticos de Rabat. Estaba lleno de gente lo mirases por donde lo mirases, desde el exterior hasta cualquier rincón del interior, y es que merece la pena totalmente pasar por aquí y dedicarle un buen tiempo para ver todos los pequeños detalles del sitio.

Visita al mausoleo de Mohamed V

Mezquita Hassan

En el entorno del Mausoleo de Mohamed V nos paramos un buen rato para admirar la Mezquita Hassan, muy bonita por fuera y por lo que se podía ver por dentro desde la calle. Allí el trasiego de personas que entran y salen es continuo, por supuesto descalzándose antes de entar como se ve en la fotografía.

En la fachada de esta mezquita hay varios detalles decorativos como fuentes, mosaicos y la puerta que hacen que los turistas como nosotros nos paremos un rato para verlos con tranquilidad.

Mezquita Hassan en Rabat

Antigua mezquita almohade y Torre Hassan

Algo muy llamativo del entorno del Mausoleo son los restos de una antigua mezquita almohade de los que se conservan a día de hoy las columnas, que son un gran atractivo turístico porque todo el mundo las recorre, se sube en ellas, hace poses para instagram, etc.

Estas columnas fueron el intento del sultán almohade Yaqub Al-Mansur de construir la mezquita más grande del mundo pero tras su muerte en el año 1199 el proyecto se abandonó y se quedó así.

Torre Hassan

En un extremo de esta fallida mezquita nos encontramos con la Torre Hassan, que se proyectaba como una gran torre de 60 metros aunque se quedó finalmente en 44 cuando paró la construcción de la mezquita.

Si nos fijamos, hay mucho parecido de este alminar con la parte baja de la Giralda de Sevilla y también con el alminar de la mezquita Kutubiyya de Marrakech, y no es casualidad, ya que son torres consideradas hermanas.

Mausoleo

Tras nuestras fotos de rigor en la antigua mezquita almohade tocaba visitar el Mausoleo de Mohamed V, abuelo del actual rey de Marruecos. Fue realizado por 400 artistas marroquíes durante 10 años y como se puede ver es de una gran belleza exterior.

Mausoleo de Rabat

Nos adentramos y el ambiente de solemnidad de su interior era impresionante. A pesar de la cantidad de gente que había el silencio era casi total. La gente va entrando por un sitio, rodea el Mausoleo, y sale por el otro sin apenas estorbar.

Mausoleo de Rabat

El interior tiene como dos niveles, una pasarela a la altura de la entrada que va bordeando las paredes (espectacular la decoración) y una planta baja con la tumba de Mohamed V en el centro custodiada por guardias en cada esquina.

Tumba de Mohamed V en Rabat

La fuente de la Torre Hassan

Antes de continuar nuestro camino nos dirigimos hacia la Torre Hassan y vimos que en un nivel inferior tiene una fuente muy muy muy bonita frente a un árbol genealógico que entendemos que era de la casa real marroquí. Apenas había gente en este extremo del recinto pero merece la pena acercarse a ver la fuente.

Árbol genealógico de la familia real marroquí

Hacía mucho calor y para coger fuerzas nos paramos en un puesto de la calle cercano a la Torre Hassan en el que vendían zumo de naranja al módico precio de 10dh, un euro aproximadamente.

Desde ahí, dimos un paseo hacia la medina y como estábamos cortos de dinero marroquí en efectivo buscamos algún sitio donde cambiar euros por dirhams. Y justo a esa hora todo estaba cerrado así que teníamos que optimizar lo poco que nos quedaba.

Fuimos al riad en el que nos alojábamos a soltar cosas para poder ir más comodos y una vez hecho esto bajamos a las calles de la medina a ver dónde podíamos comer algo antes de que se nos fuese la hora.

Dónde comer en Rabat

Entre que teníamos poco presupuesto en dirhams y que solo había puestos en la calle, nos decidimos a pararnos en uno de estos puestos y compramos medio pan marroquí con un relleno de boquerones, algo como gambas rebozadas, berenjenas, pimiento frito, picadillo de verduras y harissa. Un pan enorme por tan solo 10 dh (recordemos, un euro aproximadamente).

Luego en otro puesto pedimos otro medio pan marroquí, esta vez rellenado con hígado de pollo troceado a la plancha y cebolla con especias. También por 10dh pero en esta ocasión pedimos también un zumo de naranja por 5dh.

Comer en la medina de Rabat

El dueño del puesto nos invitó a tomárnoslo en su «terraza», que era un zulito en la parte de arriba del local con vistas a la parte de arriba de los toldos que dan sombra en la calle. Cero atractivo como se puede intuir, pero muy funcional, ya que nos pudimos sentar a comer y desconectar un poco del ajetreo de la medina, que nada tenía que ver con la tranquilidad de la mañana cuando llegamos.

El zoco de Rabat

Tras el almuerzo improvisado probamos de nuevo suerte con las oficinas de cambio, pero nada, todo cerrado, así que nos fuimos dando un paseo a través de la medina recorriendo el zoco.

Recorriendo la medina de Rabat

La medina de Rabat no es muy enrevesada, con unas pocas de referencias más o menos te puedes orientar bien. Está llena de comercios de todo tipo pero sobre todo para la gente local más que para turistas. Hay muchas tiendas con temas de alimentación variados y principalmente muchas tiendas con falsificaciones de marcas de moda.

Zoco de Rabat, Marruecos

Atravesamos el zoco de Rabat, que como se puede ver en la foto anterior tiene partes muy bonitas y trabajadas, y acabamos saliendo por la otra punta de la medina que daba a la playa, concretamente a un paseo marítimo muy concurrido en el que nos sumamos a la gente que paseaba viendo caer la tarde.

Paseo marítimo y playa de Rabat

En el paseo había muchos puestecitos de cositas para comer, para picotear mientras se pasea y de juguetes y cosillas para los más pequeños que correteaban entre la gente.

Río Bu Regreg en Rabat

En uno de estos puestos compramos una mazorca de maíz y unos garbanzos con comino para matar un poco el hambre. Todo por tan sólo 8 dh, menos de un euro al cambio (seguíamos optimizando los pocos dirhams que teníamos).

Comida en Rabat

Hacía muy buena tarde y con toda la calma del mundo nos sentamos en el muro de la playa para tomarnos nuestra mazorquita y los garbanzos, deteniendo un poco el tiempo mientras veíamos a la gente disfrutar de la playa de Rabat.

Playa en el paseo marítimo de Rabat

Jardines Andaluces

Tras ese momento de tranquilidad la siguiente parada era la Kashba de los Oudayas, haciendo primero una breve entrada y minipaseo por los Jardines Andaluces de Rabat.

Andalusian Gardens in Rabat

Estos jardines a pesar de que parezca que llevan ahí toda la vida son bastante recientes, obra de un paisajista francés del siglo XIX o XX, no nos ha quedado muy claro ni hemos encontrado el nombre.

Estaban muy concurridos cuando fuimos (la entrada es gratis) y paseamos un poquito solamente, lo suficiente para darnos cuenta que tienen un gran parecido con los jardines del Alcázar de Sevilla o con algunos rincones del Parque de María Luisa.

Kashba de los Oudayas

Seguimos avanzando y llegamos a la Kashba de los Oudayas, una antigua fortaleza en plena costa de Rabat. Su origen está en temas de protección hacia la ciudad que fue lo que hoy es la Necrópolis de Chellah.

Puerta de la Kashba de los Oudayas en Rabat

La Kashba de los Oudayas ha sufrido numerosas ampliaciones, abandonos, conquistas, destrucciones y reconstrucciones a lo largo de sus historia.

Kashba de los Oudayas en Rabat

El aspecto actual se debe a la reconstrucción que hizo el protectorado francés en su momento, recordando sus calles a una mezcla entre Chaouen y Assilah, ciudades que visitamos anteriormente.

Kashba de los Oudayas en Rabat

Desde lo más alto de la Kashba de los Oudayas se obtienen unas buenas vistas de la desembocadura en el mar del río Bu Regreg, con playas a uno y otro lado.

Río Bu Regreg en Rabat

Cementerios de Rabat

Desde lo más alto vimos una playa aún más grande y fuimos bajando para pasear por sus alrededores a la vez que veíamos un cementerio algo abandonado y destartalado que se encontraba muy cerca.

Cementerios de Rabat

Luego, subimos de nuevo y vimos con una calle de separación entre uno y otro, un cementerio que era gigantesco en el que las tumbas estaban muy pegadas entre ellas, en plan pocos centímetros de una a otra. Este cementerio se llama Al Shouhada, que se traduce como «de los mártires».

Cementerio junto a la playa de Rabat

Es muy pintoresco y está lleno de color. No sabemos si se podrá entrar o no pero como desde fuera se ve bien es una tontería jugársela a faltar al respeto a alguien, ya que no es un sitio turístico.

Tomar el té en Rabat

De camino al riad por fin encontramos una oficina de cambio que estuviese abierta y cambiamos por fin nuestros euros a dirhams para no tener de nuevo el problema de la escasez de moneda local.

Con el atardecer las calles empezaban a llenarse cada vez más de gente y salían puestos y tiendas de debajo de las piedras, pero el cansancio nos podía y volvimos al riad.

Medina de Rabat y sus calles

Llegamos con ganas de tomarnos un té  y nos dijeron que podíamos tomarlo en la terraza del riad, en la que se estaba muy a gusto con una tranquilidad absoluta.

Una desconexión del movimiento de la ciudad acompañada por una tetera grande (15dh) que nos dio para estar un buen rato hasta que el viento frío del anochecer empezaba a apretar.

Dónde cenar en Rabat

Para cenar elegimos el Restaurant de la Liberation, situado en la Avenida de Mohamed V que se adentra en la medina de Rabat. Está a pocos minutos andando del riad Dar Yanis y lo conocimos tras haber leído varias opiniones sobre que la típica comida marroquí que ponen en este local está muy bien.

Cenar en la medina de Rabat

Para empezar nos pedimos 2 hariras (12dh) que nos harían entrar en calor y que perfectamente podrían haber sido los platos únicos de nuestra cena, ya que además de su consistencia venían acompañadas de un par de panes marroquíes para ir mojando.

Dónde comer en Rabat

Otro de los platos que pedimos fue un couscous con verdura y 3 pinchitos de venado (40dh), que era tanta cantidad que para enseñarlo tenemos que poner dos fotos, una la de arriba de estas líneas con el cous cous y los pinchitos y otra la de abajo con la verdura. Tremendo.

Cenar en la medina de Rabat

Pero eso no fue todo, como pedimos todas las cosas al mismo tiempo no nos dimos cuenta que el asunto se nos había ido de las manos una vez más, porque también habíamos pedido pollo en salsa (32dh) que venía en buena cantidad y con guarnición en otro plato aparte.

Poulet en salsa en Rabat

¡Ah! se nos olvidaba hablar de las bebidas de nuestra gran cena. Por un lado un Poms (8dh) que es un refresco de manzana muy rico y un Orangina (10dh) que más o menos suena a algo que en su día se comercializó en España.

En total la cena tuvo un coste de 102dh, que son unos 10€ al cambio. Todo buenísimo, en gran cantidad y con un camarero muy amable durante todo el servicio. Con estas buenas referencias por supuesto que nos unimos al grupo de recomendadores de este restaurante en el que comer en la medina de Rabat. Apunta: Restaurant de la Liberation.

Los desayunos en Marruecos

Al día siguiente que teníamos el tren muy temprano hacia Meknes nos levantamos a las 4:45 y como previamente nos habían dicho a las 5:15 nos tenían preparado el desayuno en el patio del riad.

Fue algo más modesto que el día anterior, principalmente porque éramos los primeros en desayunar y hay cosas que para dos no merece la pena ponerse a hacerlas, pero como se ve en la foto había comida de sobra.

Desayunar temprano en riad Dar Yanis

La amable señora que nos puso el desayuno, a pesar del madrugón, nos dijo que llevaba tiempo levantada por el tema del rezo y que para ellos era habitual que los clientes saliesen muy temprano de vez en cuando.

Fue un final perfecto para nuestra estancia en el riad Dar Yanis, sin duda lo recomendamos: bien situado, buen precio, buen desayuno, personal amable y una habitación que está bien para ser Marruecos.

Ya desayunados nos fuimos andando hacia la estación de tren de Rabat Ville para coger uno hasta Meknes, la siguiente parada en este viaje, pero previamente visitamos la ciudad romana de Volubilis y la ciudad santa de Moulay Idriss.

Para la próxima vez en Rabat

Como tuvimos que elegir entre tener algo de tiempo para improvisar o visitar un sitio que nos llevaría un tiempecito, elegimos la primera opción y dejamos sin ver la Madraza Meriní de Salé, al otro lado del río que cruza Rabat.

La buena conexión que tiene Rabat con Sevilla mediante vuelos hace que volver a la capital de Marruecos no sea una utopía. Quién sabe cuándo será, pero si todo cuadra igual nos damos una nueva vuelta por allí.

¡Un saludo!

4 Comments on “Escapadas: un día en Rabat”

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