Llegamos a la estación de trenes de Fez desde Meknes sobre las 11:00 de la mañana y nos dirigimos antes que nada a nuestro alojamiento para soltar maletas y poder conocer bien la ciudad.
Un taxista nos quería cobrar 40dh, le dijimos que no y bajó a 35dh, pero nada. Otro que estaba en un taxi nos dijo que 50dh, le dijimos que no y nos remitió al taxista de antes, porque este segundo resultó ser un intermediario.
Total, que andamos 50 metros alejándonos de la estación y un nuevo taxista nos dijo que 20dh. Ahí aceptamos y tras un caótico viaje de 15 minutos llegamos al alojamiento.
Para ir metiéndonos en materia sobre lo que es pasar una jornada de turismo en la ciudad marroquí de Fez, ponemos a continuación un vídeo resumen sobre nuestra experiencia.
Alojamiento en Fez
En Fez nos alojamos en el Hotel Cinema House, que es un hotel con un bar modernito en la planta de abajo. Nos costó la noche 30€ solamente.
La habitación era perfecta, con aire acondicionado y con lo básico para pasar una buena estancia. Cumplía todos los estándares para que todo estuviese correcto.
Antes de salir a la calle nos sentamos un rato en el bar para planificar el día y nos tomamos un par de refrescos (un Poms y un Orangine). Nos salieron por 35dh.
Qué ver en Fez
Tras ese momento de relax nos pusimos en marcha y comenzamos a recorrer la ciudad a pie, con idea de ver algunas cosas de interés y dejarnos perder por la medina.
Bab Boujloud
Lo primero destacable que vimos fue una de las antiguas puertas de entrada a la medina, conocida como Bab Boujloud, la cual está compuesta por tres arcos de herradura.
Es una puerta muy bonita y llamativa en la que por su parte externa hay una gran plaza en la que descargan las excursiones. Había mucho asiático por allí, más que de otros lugares.
La puerta fue construida en 1913 y es el principal acceso a la zona más antigua de la medina, conocida como Medina Fez el-Bali. Es también conocida como la «Puerta Azul» por el color de los azulejos que la decoran en su parte exterior, siendo éste el color de la ciudad de Fez. Por la otra parte, la interior, los azulejos son de color verde, en honor al Islam.
Madrasa de Bou Inania
Como nos habíamos salido para ver la puerta por fuera, nos adentramos de nuevo en la medina y comenzamos a recorrer sus callejones llenos de comercios.
Entre una cosa y otra pasamos por la puerta de la Madrasa Bou Inania, una de las más conocidas de Fez, aunque en esta ocasión no visitaríamos su interior.
Fue construida en el siglo XIV y es la única madrasa de la ciudad de Fez que tiene un minarete, ya que funcionaba como escuela y como mezquita.
A lo largo de los años ha sido considerada uno de los edificios religiosos y públicos más importantes de Fez, así como de la totalidad de Marruecos.
Souk (zoco) de Fez
Nos seguimos perdiendo por la medina y nos adentramos en el Souk, el zoco, donde cientos de comerciantes intentaban vender sus productos a los turistas.
Hay que decir que la medina de Fez es de las más limpias y organizadas que hemos visitado en Marruecos, además que aunque te ofrecen productos en ningún momento te sientes agobiado.
Visitar la Madrasa Al Attarine en Fez
Continuamos nuestro paseo hasta otra de las madrasas más conocidas, la Madrasa Al Attarine, que sí visitamos en este viaje a Fez.
El coste de visitar la Madrasa fue de 20dh por persona y mereció totalmente la pena. Como se puede ver en las fotos es un sitio espectacular y dentro hay tantos detalles a los que prestar atención que se pasa el tiempo volando.
La «Medersa Attarine» es considerada la más bonita de Fez. Fue construida en el siglo XIV durante el mandato del sultán Abu Said. En ella se enseñaba el Corán hasta principios del siglo XX, cuando fueron desalojados los estudiantes que allí residían y recibían clase.
Su nombre, Attarine, viene del barrio en el que se encuentra, el conocido como «zoco de las especias». Su arquitectura y decoración hace que merezca la pena visitarla. Sus mosaicos, sus inscripciones en los muros… todo.
Desde una de las ventanas de la Madrasa pudimos ver los tejados y el minarete de la Mezquita Sidi Ahmed Tijani, que desde la calle apenas se aprecia por lo estrecho de las callejuelas.
Las Curtidurías de Fez
Uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad de Fez son sus curtidurías. En multitud de tiendas te ofrecen la excursión a las curtidurías y en todas pone que están a la vuelta de la esquina. Pero no es así.
Las curtidurías de Fez están donde están y para acceder a ellas hay una calle en la que cada puerta lleva a unas tiendas de artículos de piel que tienen balcones con vistas a donde trabajan los curtidores.
Según íbamos pasando puertas el precio era distinto hasta que un hombre en un sitio nos dijo que por 20dh entrábamos los dos y que se lo pagáramos al salir.
Una vez dentro, ves la tienda y luego sales al balcón, en el que te dan hierbabuena para ponértela en la nariz ya que el olor es muy fuerte y no todo el mundo lo puede soportar (entre la propia piel y que uno de los «ingredientes» que se usan es caca de paloma…).
Fuimos recorriendo balcones y llegó un punto en el que nos perdimos. Hablamos con un chico de una tienda que nos dijo que la entrada es gratis, que en la puerta se suele poner gente que te intenta engañar para que les pagues pero que es gratis en todas las tiendas.
Salimos por una puerta distinta a la que habíamos entrado y uno de estos personajes (otro distinto al del principio) nos dijo que le teníamos que pagar la visita. Le dijimos que se la habíamos pagado al guía (mentira) y dijo que perdón por la confusión. Así es Marruecos.
Plaza Seffarine
La siguiente parada para reorientarnos un poco fue en una plaza muy pintoresca llena de ollas, sartenes, etc. De todos los tamaños pero de un solo color, el del cobre.
En esta plaza se reúnen las tiendas de los artesanos que hacen este tipo de productos y dejan una estampa muy bonita para el turista.
Desde allí continuamos el paseo bordeando un río que daba un poco de espacio a las construcciones tan pegadas de la medina.
Bab R’Cif y plaza R’Cif
La siguiente puerta que vimos fue Bab R’Cif, que da paso a una gran plaza del mismo nombre, plaza R’Cif. Es un lugar de paso de mucha gente pero sin aglomeraciones, cada uno por su sitio y manteniendo un orden.
Según hemos visto en internet, hay algunos días en los que en la plaza montan mercadillos de artesanía, comida y de todo lo que se pueda vender. Aunque no lo vimos hubiera estado bien vivir un día de mercadillo en esta plaza.
Dónde comer en Fez
Apretaba la calor y el hambre y empezamos a buscar un sitio para almorzar cerca de la plaza R’cif. El requisito que buscábamos era que tuviese aire acondicionado ya que no corría ni pizca de viento y el sol pegaba fuerte.
Elegimos finalmente el Restaurant Drimo, que en teoría tenía aire acondicionado en la planta de arriba pero luego en la práctica eso apenas enfriaba.
Nos trataron con mucha amabilidad y pedimos para comer un plato de harira (10dh), una pastela poulet (60dh) y una ensalada niçoise (40dh), todo acompañado de una botella de agua grande.
Comimos bien y el precio fue adecuado. Pero sobre todo nos quedamos con el trato, todo perfecto.
Pasear por el zoco
El resto de la tarde la dedicamos a pasear por el zoco, ver tiendas, rincones con la encanto, perdernos sin rumbo, situarnos de nuevo sin haberlo pretendido, y al final cogerle el truco a la medina de Fez sin apenas usar mapas.
Dónde NO cenar en Fez
Tras pasar un día de turismo en Fez de lujo, lo que también tenía pinta de ser una noche perfecta se convirtió en un auténtico desastre por culpa del lugar que elegimos para cenar: Nagham Café.
Esa misma tarde, mientras paseábamos, uno de los comerciales que te ofrecen subir a la terraza de cualquier restaurante para comer, nos cazó, nos enseñó la carta y nos pareció genial ya que se encontraba al lado de la puerta Bab Boujloud y tenía unas vistas muy bonitas a la misma y una mezquita. Por estas razones pusimos este restaurante, Nagham Café, en la lista para una cena fresquita por la noche.
Llegó a noche y nos fuimos directos al sitio en cuestión. Estábamos bien situados y las vistas eran preciosas. La atención del camarero fue buena y nos trajo enseguida la harira y el agua, pero tuvimos que bajar a recordarle que estábamos allí, ya que éramos la última mesa, y no nos traían los dos platos que habíamos pedido. Ciertamente se habían olvidado de que estábamos en la terraza porque los platos salieron en ese momento tras media hora de espera. Muy mal esto por parte de Nagham Café.
Empezamos a comer el tajin de pollo con ciruelas y el cous cous de ternera y verduras cuando, en el cous cous, tuvimos una de las sorpresas gastronómicas más desagradables de nuestras vidas.
Imaginad lo peor dentro del plato. No voy a dar detalles para no haceros dar arcadas. ESO (innombrable en una cocina) y, además, un pelo. Dos regalitos por el precio de uno. Se nos cambió la cara, tiramos los cubiertos y bajamos muy enfadados.
El camarero, sorprendido, nos preguntó si ya habíamos terminado, pues nos había servido hacía un par de minutos. Le explicamos lo que había en el plato y subió a comprobarlo. Efectivamente, ESO, seguía allí bien cocinado y con LAS PATITAS para arriba. Ni siquiera se disculpó, hizo un gesto de «ya veo, qué te voy a decir», bajó y nos dijo que no dijéramos nada (había más clientes en la terraza inferior), y nos dijo que sólo pagásemos el agua y la harira, 24 dirhams y solucionado.
Tras discutir entre nosotros un poco el tema y para zanjarlo lo antes posible, finalmente le dimos un billete de 20 dirhams (2 euros) y huimos de allí con la peor de las sensaciones. Ni nos paramos a la hoja de reclamaciones, si no va a ningún lado en España, posiblemente en Marruecos solo sirva para hacer perder el tiempo al cliente. Repetimos el nombre: Nagham Café. Un lugar donde NO comer en Fez.
Con el mal cuerpo de la situación se nos quitó el hambre así que nos fuimos a una cafetería para turistas, en la que pudiéramos tomar un té y un picoteo con la seguridad de no hurgar en la comida y desenterrar ESO.
La cafetería estaba en la avenida de la Liberté, pero no apuntamos el nombre pese a que nos gustó el sitio. Allí pedimos dos batidos de aguacate y unos crepes marroquíes, que por 16 dirhams traía mini msmen, harcha y otro pan qué no recordamos el nombre, con mermelada, quesito y mantequilla. La cuenta fueron 56 dirhams, y así pudimos hacer como que nos olvidábamos de lo sucedido.
Desayunar en Fez
Antes de ir a Fez leímos que el bar de nuestro alojamiento, el Hotel Cinema Cafe, era un buen sitio para desayunar, además vimos fotos que lo corroboraban.
Nos pedimos un desayuno marroquí por 25dh y un desayuno bereber por 30€. Tanto en las fotos como en el vídeo se puede ver que venían bien despachados, para no pasar hambre en horas.
Nos dimos unas vueltecitas por el zoco, dentro de la medina de Fez, a modo de despedida y nos llevamos algunas cosillas de recuerdo, que siempre es bueno dejar un ratito en cada viaje para llevarte lo típico de cada lugar. Durante la vuelta intentamos ver aunque fuese por fuera algunas cosillas que nos quedaron por ver: Bab Guissa, Mellah, Bab Mahrouk, el Mausoleo Moulay Idriss (el de la foto siguiente), etc.
Y de ahí, fuimos al hotel a recoger las cosas y a emprender la marcha hacia el Aeropuerto de Fez.
Cómo llegar al Aeropuerto de Fez
Sinceramente, la opción de autobús no la contemplamos puesto que, a pesar de leer que solo costaba 4 dirhams, requería ir hasta la estación de tren de Fez y, desde allí, coger un autobús que no tenía horarios predefinidos, sino que pasaba cuando quería, más o menos una vez cada hora y tardaba 40 minutos en llegar al aeropuerto.
Estando alojados en la medina, en Fez el Bali, a no ser que tengas un presupuesto muy bajo, no compensa perder todo ese tiempo.
Para no ir con prisas la noche anterior habíamos pactado con un taxista que nos llevase al aeropuerto y acordamos una hora y un precio. Nos pedía 200dh pero finalmente acordamos 150dh y nos pidió por favor que no lo dejásemos tirado.
Íbamos con margen de sobra por si él nos dejaba tirados a nosotros y eso fue lo que ocurrió, tuvimos que concretar con otro taxista a la carrera para conseguir llegar al aeropuerto. Esto lo hicimos en la Plaza Batha, una plaza con mucho trasiego de coches y personas. Como te vean pinta de turista te va a salir mucha gente queriéndote «ayudar», incluso los niños que salen del colegio en ese momento como nos pasó a nosotros.
El taxi nos salió por 150dh y el trayecto fue de media hora aproximadamente, pudiendo ver las zonas menos turísticas de Fez, en las que se vive el día a día de la ciudad.
Y hasta aquí llegó nuestro viaje a Fez, cogimos el avión de vuelta a Sevilla y pusimos punto y final a esta peripecia que nos llevó por Rabat, Volubilis, Moulay Idris, Meknes y finalmente Fez.