De vuelta de nuestro viaje por Salamanca y la Sierra de Francia hicimos una parada en un pueblo abandonado de Cáceres llamado Granadilla, que tiene su origen en el siglo IX cuando fue fundado por el pueblo musulmán.
En su época cristiana al principio se le llamó Granada, pero cuando el Reino de Granada fue conquistado se le cambió el nombre a Granadilla para evitar confusiones.
El pueblo fue abandonado en 1960 tras ser declarado inundable por la cercanía con el Embalse de Gabriel y Galán, pero desde entonces nunca se inundó. Ni con el embalse lleno.
Fue un lugar muy importante debido a su importancia estratégica, ya que controlaba la Vía de la Plata, llegando a ser la capital de la comarca conocida como Tierras de Granadilla.
En 1980, Granadilla fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y comenzó a ser reformada tras 20 años de abandono que habían afectado a sus construcciones, murallas, y sobre todo, al Castillo de Alba.
En la actualidad el pueblo recibe a estudiantes y un par de veces al año se reunen los antiguos vecinos del pueblo en la romería de la Virgen de la Asunción (el 15 de agosto) y el Día de los Difuntos (2 de noviembre).
El Castillo de Alba en Granadilla
A la entrada de Granadilla lo primero que llama la atención es su castillo, conocido como Castillo de Alba debido a que fue construido en el sigo XV, con la forma que lo vemos hoy, por el Duque de Alba.
Su origen está en el siglo XIII, siendo alcazaba musulmana hasta la conquista cristiana, sirviendo a partir de entonces como base para las siguientes fortificaciones que se hicieron en Granadilla.
Lo primero que se hizo fue construir las murallas y una vez finalizadas se construyó un castillo que precedió al que vemos en la actualidad, construido por iniciativa de la Casa de Alba.
El Castillo de Alba es sorprendente. Su entrada está algo deteriorada pero la torre se conserva perfectamente, rodeada de 4 torres semicirculares adosadas a la cuadrada principal.
Actualmente está habilitado para su visita, que no tiene mucho que ver en el interior, pero tiene un gran atractivo que es subir a su parte más alta y ver desde ahí la totalidad de Granadilla al pie del embalse.
Nuevas calles de Granadilla
Cuando entras al pueblo hay dos caminos para seguir. Si vas a la derecha ves el Castillo de Alba, pero si sigues de frente entras en la parte nueva de Granadilla.
Son calles con edificios totalmente reformados, pintados de colores vistosos y rebosantes de vida gracias a los estudiantes y al personal de servicios que los atienden.
Entre los edificios reformados hay varios que destacan por pequeños detalles como sus macetas, sus flores, o en el caso del de la siguiente fotografía por un sencillo dibujo de unas golondrinas junto a un antiguo carro que reposa en una esquina.
Tras su abandono es posible que muchos de los antiguos edificios de esta parte nueva estuviesen para tirar abajo, por lo que se puede entender que las nuevas construcciones han tomado como base a las anteriores intentando conservar su estética y materiales.
También es de destacar la Casa de las Conchas de Granadilla, que no pasa desapercibida pese a ser más modesta que la que se encuentra en Salamanca y que ya vimos en el artículo anterior. Esta Casa de las Conchas fue en su día la más grande de Granadilla aunque actualmente no tiene el tamaño de entonces.
La plaza del pueblo
Por supuesto en un pueblo como Granadilla no podía faltar la plaza del pueblo, de gran tamaño y ajardinada en algunas de sus partes. Al ser un pueblo casi circular se podría decir que la mayoría de sus caminos desembocan en esta plaza.
La plaza tiene una parte central empedrada y está rodeada de bancos, algunos naranjos y árboles de sombra, que invitan a sentarse un rato en ella y ver la vida pasar sin más, con total tranquilidad.
Preside la plaza la antigua Casa Consistorial, cercana a la Casa de las Conchas. A día de hoy, según pudimos ver, tiene función de oficina para el personal que lleva el tema de los estudiantes. Como curiosidad, tras el abandono le fue sustraído el campanario.
Las antiguas calles de Granadilla
Atravesamos la plaza del pueblo y nos adentramos en la otra mitad de Granadilla, la parte que aún sigue abandonada y con unas cercas cerradas que avisan que se puede encontrar ganado suelto, aunque en la calle paralela están abiertas y se puede acceder sin problema.
El teatro
Tras cruzar las calles sin reformar y entrar y salir de varias casas abandonadas llegamos a una zona más abierta en la que nos encontramos con un escenario con columnas que sirve como teatro para los estudiantes que visitan Granadilla como parte del Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados.
La iglesia parroquial de la Asunción
Seguimos caminando y vimos la iglesia parroquial de la Asunción, que se encontraba cerrada en ese momento pero que dejaba una bonita estampa en la zona abandonada del pueblo.
Este templo es del siglo XV y por su estado exterior parece que le han dedicado un tiempo a reformarlo de cara a la rehabilitación de Granadilla. O eso o que lo construyeron muy bien hace 500 años.
Granadilla, un lugar diferente
Caminamos un poco más y llegamos a la muralla en su zona más alejada de la puerta por la que entramos. El resto que se veía era más de lo mismo, casas abandonadas que con el tiempo habían cedido y se encontraban sin techo y en algunos casos a mitad de muros.
En vista de esto, decidimos comenzar a deshacer el camino para despedirnos de este curioso pueblo abandonado (cada vez menos) llamado Granadilla, en la provincia de Cáceres. Por supuesto recomendamos su visita, seguro que os merece la pena desviaros y hacer una parada para conocerlo.
¡Un saludo!