Escapadas: Pueblos de la Sierra de Francia

La escapada a la Sierra de Francia la comenzamos partiendo de Salamanca que es donde habíamos estado el día anterior y la mañana de ese mismo día.

Nos fuimos adentrando a través de carreteras sinuosas de montaña por las que pudimos disfrutar de unos bonitos paisajes y parando en los pueblitos que nos salían al paso.

San Esteban de la Sierra

El primer pueblito de la Sierra de Francia con el que nos cruzamos fue San Esteban de la Sierra, un pueblo en el que no vimos nada de movimiento a excepción de unos abuelos que apuraban sus cervezas y vinos antes de irse a casa a almorzar. La idea era almorzar allí pero el par de opciones que vimos tenían pinta de cerrar en cuanto salieran los abuelos.

Sierra de Francia

Seguro para viajar con COVID19

Ya que estábamos allí nos dimos una vueltecita y al menos tomamos un poco de contacto con la estética de los pueblos de la Sierra de Francia, que utilizan mucha piedra y madera en sus fachadas y suelen tener poco asfalto en sus calles, principalmente hechas de piedra o adoquines.

Balcón típico de la Sierra de Francia

Miranda del Castañar

Volvimos al coche y continuamos el camino hacia Miranda del Castañar, un pueblo más turístico en el que continuaríamos la búsqueda de un sitio donde almorzar, que iba siendo hora y el hambre apretaba un poco.

Pudimos llegar con el coche hasta un aparcamiento junto al castillo de la localidad, en el que aparcaríamos para continuar a pie por su casco antiguo.

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El Castillo de Miranda del Castañar

El castillo fue construido entre los siglos XIV y XV. Consta de una gran torre rodeada por una muralla que la protegen varias torres redondas en cada esquina. No es visitable y según hemos leído fue fuente de piedras para quien las necesitara en el pueblo, aunque al estar protegido ya nadie coge.

Castillo de Miranda del Castañar

La Puerta de San Ginés

Nos adentramos en la ciudad amurallada a través de la Puerta de San Ginés, una de las cuatro que dan acceso al casco antiguo y que a día de hoy siguen en pie. La muralla de Miranda del Castañar es más nueva que el castillo y conserva en buen estado sus más de 600 metros de perímetro.

Puerta de la muralla de Miranda del Castañar

Dónde comer en Miranda del Castañar

Ya dentro de las murallas recorrimos sus callejuelas buscando algo abierto para comer o alguien a quien preguntarle, ya que todo estaba desierto. Finalmente dimos con el Bar Mandrágora, que aunque no tenía muchas opciones para almorzar nos apañamos con lo que había.

Nos pedimos una tosta de ventresca, una tosta de caña lomo y una tosta de chorizo, acompañadas de dos refrescos. Al poco lo tuvimos todo y vimos que estaban bien de tamaño para dos personas y encima muy buenas.

Bar Mandrágora en Sierra de Francia

De postre nos pedimos un gofre y un crepe con chocolate y dos cafés. Las tostas junto al postre, hicieron un total de 31,70€, que teniendo en cuenta que era la única opción para comer, que se nos estaba haciendo tarde y que estaba todo muy bueno, fue un precio adecuado.

Gofres del bar Mandrágora en Miranda del Castañar

Paseo por Miranda del Castañar

Para quemar un poco la comida nos dimos una vuelta por las calles del pueblo, en las que vimos la misma estética en las casas que ya habíamos visto en San Esteban de la Sierra, mucha piedra y balcones de madera. Lo normal como veríamos en los demás pueblos de la Sierra de Francia.

Calles de Miranda del Castañar

A pesar de haber muchas casas no se escuchaba nada por las calles ni se veía a gente. Vale que era la hora de la siesta, pero es que daba la impresión de que las casas estaban vacías, como si fueran segundas residencias para los fines de semana.

Calles de Miranda del Castañar

Iglesia de Santiago y San Ginés de Arlés

Desembocamos en una plaza más amplia con algo de más movimiento, ya se veían algunas personas por allí. En esta plaza se encuentra la iglesia de Santiago y San Ginés de Arlés, dedicada al culto de ambos santos y construida entre los siglos XIII y XIV. Es de estilo gótico pero ni es muy grande ni es muy alta, aunque su torre campanario es de una altura significativa.

Iglesia de Santiago y San Ginés de Arlés en Miranda del Castañar

La iglesia se encontraba abierta sin nadie que la cuidase, para que cada cual diera cobertura al gusto a sus necesidades espirituales. Esto nos llamó la atención, ya que dentro había algunos objetos de valor y hay gente que tiene las manos muy largas. Aunque por otro lado, es una forma de que entren sin ningún impedimento los turistas como nosotros y dejen la voluntad para las obras de caridad de esta parroquia. Todo tiene su parte buena.

Iglesia de Santiago y San Ginés de Arlés en Miranda del Castañar

Puerta de la Virgen de la Cuesta

Salimos de la iglesia y seguimos recorriendo calles, hasta que topamos de nuevo con la muralla y otra de sus cuatro puertas. En esta ocasión se trataba de la Puerta de la Virgen de la Cuesta por la que accede a la ciudad en procesión cada 7 de septiembre su patrona (la Virgen de la Cuesta).

Puerta de la Virgen de la Cuesta en Miranda del Castañar

Alhóndiga de Miranda

Llegamos andando al edificio conocido como la Alhóndiga de Miranda del Castañar, que es un antiguo granero del siglo XVI que en su día fue el centro regulador de las compras y ventas de cereales de la localidad. A día de hoy un rótulo de piedra señala que es la Casa Consistorial del pueblo.

Alhóndiga de Miranda del Castañar

Mirador del Madroñal

De camino hacia La Alberca que es donde teníamos el alojamiento paramos en el Mirador del Madroñal, perteneciente al municipio de El Madroñal que está a escasos kilómetros. Allí disfrutamos un poco de las vistas en las que predominaba el color verde, siendo desde ese momento esa la tónica de nuestro viaje, mucho verde y aire limpio.

Mirador del Madroñal

La Alberca

Y por fin llegamos al pueblo en el que teníamos nuestro alojamiento en la Sierra de Francia. Se trata de La Alberca, un pueblo conocido por tener mucho encanto y ofrecer al turista una desconexión del ajetreo diario, y también por sus embutidos, que tienen buena fama.

Cuando llegas al pueblo lo primero que se ves es estas columnas con una cruz en la del centro, y justo detrás, el Hostal La Alberca, que es donde nos íbamos a alojar. No había lugar para perderse.

Fachada del Hostal La Alberca en Sierra de Francia

Siguiendo en la línea de los otros pueblos de la sierra de Francia que habíamos visitado, las casas seguían siendo de piedra y madera, aunque en La Alberca le daban un poco más de alegría a los balcones con adornos como flores.

Balcón con flores en La Alberca

También había otros balcones un poco más excéntricos como este de la siguiente foto lleno de cubos, regaderas, macetas y su bandera de España coronándolo todo.

Balcones bonitos en Sierra de Francia

Dónde dormir en La Alberca

En cuanto al Hostal La Alberca, donde por 39€ pasaríamos la noche, decir que nos atendieron muy bien tanto al llegar como al irnos. Todo estaba correcto, sin ningún lujo pero todo bien. Una cama cómoda, el mobiliario que podíamos necesitar y poco más.

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Habitaciones del Hostal La Alberca en Sierra de Francia

Lo más importante de este hostal es que estaba muy bien situado a la entrada del pueblo, de modo que para aparcar lo teníamos fácil, no teníamos que andar mucho con las maletas y luego a la hora de salir para hacer turismo era perfecto para no perder tiempo.

Limpieza del Hostal La Alberca en Sierra de Francia

Además que por la ventana entraba mucho fresquito y las vistas eran lo que esperábamos del viaje, verde y aire limpio, que a pesar de dar para  la carretera apenas se notaba cuando pasaban coches por allí.

Entrada al pueblo de La Alberca en Sierra de Francia

Las calles de La Alberca

Tras ubicarnos en el hotel nos fuimos a la calle para hacer lo que queríamos hacer por la Sierra de Francia, ver pueblos con encanto y callejear. Lo primero que vimos al bajar ya era una declaración de intenciones: «La Alberca es un pueblo guay». Y sí, lo es. Y bien bonito.

Cartel de La Alberca es guay

La plaza del pueblo

Nos adentramos en el pueblo por la principal calle de acceso y desembocamos en la plaza del pueblo, presidida por una cruz de piedra y con mucha más vida que las de los pueblos aque habíamos visto antes.

A su alrededor había varios bares, comercios abiertos sobre todo de embutidos y cárnicos, alguno de souvenir en el que picamos alguna cosilla y hasta niños jugando por la plaza. En definitiva, como debe ser una plaza del pueblo.

Típica plaza del pueblo en Sierra de Francia

Seguimos callejeando y llegamos a varias placitas, una de ellas con otra cruz de piedra algo más pequeña. Todo con una estética un poco sombría (que también es verdad que estaba empezando a caer la noche) y más solitario que la plaza del pueblo en la que habíamos estado antes.

Plaza con una cruz en Sierra de Francia

Iglesia de la Asunción

Se abrió de nuevo la calle en una plaza para poder ver la iglesia de la Asunción, un templo del siglo XVIII hecho en piedra que al igual que en Miranda del Castañar también se encontraba abierto para que lo visitase quien quisiese a la hora que le viniese mejor.

Iglesia de la Asunción en Sierra de Francia

Accedimos a su interior en el que la piedra y las sombras dan sensación de frialdad, contrastando con la zona del altar que se encuentra más iluminada y resulta más cálida. Más tarde por la noche volvimos a pasar por la iglesia y seguía abierta aún. Intuimos que no cierra y se confía en la buena fe de las personas que la visitan.

Iglesia de la Asunción en La Alberca

El marrano de San Antón

Al lado de la iglesia está la escultura del marrano de San Antón, en homenaje a la fiesta popular del pueblo de La Alberca que consiste en soltar por el pueblo a «garrapato» o simplemente «el marrano» el día de San Antonio de Padua (13 de junio) hasta que llegue el 17 de enero que será sorteado.

Mientras llega ese día el cerdo vaga por el pueblo y los vecinos lo alimentan y dan cobijo en las cuadras. Antiguamente el pueblo lo iba engordando y se le daba a una familia desfavorecida pero en la actualidad se venden papeletas para el sorteo y la recaudación se destina a una ONG.

Estatua del cerdito en Sierra de Francia

La Alberca es un pueblo en el que no hay dos calles iguales. Cada una tiene una particularidad, una cruz, un muro, una fuente, una escalera de piedra… Es todo un escape de la vida de la gran ciudad el poder pasear por sus calles y disfrutar de su tranquilidad.

Paisajes en el pueblo de La Alberca

De tapas por La Alberca

Mientras llegaba la hora de que la «moza de ánimas» hiciera su ronda diaria, nos sentamos en el Bar El Porrón a tomarnos un vino, un refresco y unas cervezas. No nos pusieron pinchos pero vimos dentro que fuera de bebida costaban 1€ así que pedimos algo para matar el gusanillo. En total del aperitivo fue de 6,50€.

Bar El Porrón en La Alberca

La moza de ánimas

La ronda de la moza de ánimas es una de las tradiciones más arraigadas en La Alberca. Al caer la tarde la moza de ánimas va repicando su campana junto a otras mujeres que la acompañan por las calles del pueblo.

Esta tradición tiene su origen en que, mucho tiempo atrás, un día muy frío de invierno una de las mujeres del pueblo no quiso salir a rezar oraciones por los difuntos o ánimas. Sin causa aparente su campana cayó y esto se entendió como que no había ninguna razón para saltarse la salida para rezar junto a las otras mujeres.

Desde entonces todas las tardes sale la moza de ánimas. Y damos fe de que es verdad, allí vimos a la moza junto al resto de mujeres hacer la ronda por las calles de La Alberca.

Una particularidad más de la Sierra de Francia que compartimos por aquí.

Los hornazos de La Alberca

Tras ver a las mozas de ánimas volvimos al hostal, nos duchamos y cenamos un auténtico hornazo hecho en La Alberca que habíamos comprado en un obrador durante nuestro paseo.

Tremendo. Nada que ver con el hornazo que venden en Salamanca que debe ser más «hecho en serie». Si vais a La Alberca os recomendamos probarlos. No recordamos el nombre de la tienda pero había que subir una escalera y estaba cerca del Bar donde desayunamos al día siguiente.

Desayunar en La Alberca

A la mañana siguiente tomamos el desayuno en el Bar del Hostal La Balsá. Nos tomamos dos tostadas de jamón, tomate y aceite con cafés y un zumo de naranja. Todo muy bien y el trato genial. El precio no lo recordamos, se nos olvidó apuntarlo, pero seguro que fue adecuado.

Bar La Balsa en La Alberca

Desde lo alto de la Sierra de Francia

Emprendimos la marcha para ir a visitar la Peña de Francia, con idea de llegar temprano y poder aprovechar bien el día. Fue un rato de coche por carretera de montaña, alguna curva curiosa y poco más. Eso sí, al llegar casi arriba vas mirando para abajo y la vista hace que merezca la pena.

Subida a la Peña de Francia

Peña de Francia

Aparcamos con facilidad en lo alto de la Peña de Francia, cerca de lo que parecía un hotel abandonado no hacía mucho tiempo. Comenzamos con una vuelta de reconocimiento en la que vimos un reloj de sol que estaba en el centro de un mirador desde el que se divisaba todo.

Reloj solar en la Peña de Francia

Mirador de la Peña de Francia

Una cosa muy buena que tenía el mirador es que te ponía unos puntos de mira señalándote los lugares más destacados de la Sierra de Francia. Solo tenías que mirar a través de ellos para comprobar que era verdad. En esta foto tenemos el ejemplo del Pantano de Gabriel y Galán, que si se mira bien se ve a lo lejos el agua.

Mirador en la Peña de Francia

Alrededor de la peña encontramos varias reproducciones pequeñas de la Virgen de la Peña, situadas en pequeños altares dentro de capillas bastante humildes, hechas en piedra y sin demasiadas florituras.

Capilla de la Blanca en la Peña de Francia

Estas de las fotos son un ejemplo de ello, realizadas en piedra al igual que los altares en los que se sitúan y rodeadas de lo mismo, otras figuras en piedra y un poco de simbología religiosa adornando los altares.

Virgen en la Sierra de Francia, Salamanca

Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia

Coronando la Peña de Francia encontramos el Santuario de la Virgen de la Peña, construido en el siglo XV por los dominicos, aunque a lo largo de los siglos fue sumando ampliaciones que nos dan el resultado actual.

Santuario de la Peña de Francia

Todos los años, en junio, una romería que lleva a la Virgen de la Peña desde la ermita del Alto de Valhondo (que es donde se encuentra todo el año) hasta su Santuario en la Peña de Francia, para volver a bajarla un mes después.

Virgen de la Peña de Francia

Balcón de Santiago

Uno de los miradores en la Peña de Francia es el Balcón de Santiago, en recuerdo al apóstol. Se dice que los canteros que trabajaban en la construcción del Santuario encontraron en este punto una imagen de él, que es una de las que reposa en una de las capillas del templo.

Santiago en la Peña de Francia

Rapaces en la Peña de Francia

Otro de los atractivos desde el punto de vista visual y sobre todo ornitológico, es el de disfrutar del vuelo de las rapaces que planean sobre la Peña de Francia. Como es difícil mostrarlo en una foto, en el siguiente vídeo corto que grabamos en lo más alto de la Sierra de Francia podemos ver a varias sobrevolando la zona.

Y tras disfrutar de las aves, volvimos al coche para seguir conociendo los pueblitos de la Sierra de Francia, bajando la montaña con precaución (¡son más de 1200 metros de altura!) y dirigiéndonos hacia el pueblo de Monsagro, que allí haríamos varias cositas.

Monsagro

Llegamos al pueblo de Monsagro, en el que hay una serie de señalizaciones para que los turistas puedan hacer por sus propios medios la «Ruta de los Fósiles» recorriendo las calles de la localidad.

Ruta de los Fósiles en la Sierra de Francia

Es una forma muy amena de conocer el pueblo, ya que sin apenas darte cuenta lo vas recorriendo siguiendo las flechas para ver la siguiente indicación. En estas de las fotos nos hablan de trilobites y gusanos, que se pueden ver sus huellas fosilizadas perfectamente sobre las rocas que componen las paredes de las casas de Monsagro.

Ruta de los Fósiles en el pueblo de Monsagro

Con unas sencillas indicaciones han puesto en valor el pasado más lejano de Monsagro, animando al visitante a ver todos los paneles que componen la ruta.

Nosotros los vimos todos y al mismo tiempo mientras caminábamos por las calles de Monsagro observábamos algunas personas que hacían vida del pueblo trabajando en sus propios huertos y poco más.

Monsagro, ruta de los fósiles en la Sierra de Francia

Una vez hecha la Ruta de los Fósiles, como hacía calor, entramos a tomar un refresco al Bar La Luna, donde nos explicaron muy amablemente una zona cercana en la que podíamos darnos un bañito en el río.

Nos dijo el camarero que el acceso es fácil, que hay un pequeño parking que aunque en verano se llena mucho, en septiembre que es cuando fuimos nosotros, y además entre semana, aquello está perfecto para aparcar. Luego solo hay que andar un poco hasta el riachuelo.

Un bañito en el Charco de Los Mozos

Aparcamos donde nos dijo y empezamos a bajar hacia el área recreativa del Charco de los Mozos. Allí como era de esperar no había un alma, solo nosotros, turistas intrépidos, acalorados con la intención de ponernos en remojo un rato.

Área recreativa Charlo de los Mozos en Sierra de Francia

Cuando pasamos la zona de merenderos de la foto anterior llegamos a la orilla del río, y como en esa zona el agua estaba un poco parada nos seguimos adentrando hasta encontrar un sitio que nos gustó y que además podíamos poner una toalla para sentarnos.

Río para bañarse en Monsagro, Sierra de Francia

¿Se puede bañar una persona bien en ese sitio? A ver… bien del todo no. Al menos ese día. Como te descuides y no estés chapoteando, en un momento estás rodeado de arañas de río que se integran a tu alrededor.

Lo ideal es no parar de moverte para que no se acerquen. Suponemos que en verano con el río bien ocupado de gente ni se acercan, pero como solo estábamos nosotros… querían ver qué hacíamos allí. Eso sí, pasamos un buen rato refrescándonos en el río.

Zona de picnic del Charco de los Mozos en Monsagro

Comer en Monsagro

Entre que una hora antes nos habían tratado muy bien en el Bar La Luna, nos había gustado el sitio y tampoco es que hubiese más opciones para investigar, entramos de nuevo en este bar a ver qué podíamos almorzar por allí.

Comer en Bar La Luna en Monsagro

Pedimos un plato combinado de huevos con patatas fritas y farinato, que es una especie de embutido hecho con harina y pimentón muy típico de la zona. También pedimos una ensalada y una tapa de otro plato típico de allí llamado tomatar.

Esta comida con dos refrescos hizo un total de 11,60€, un precio adecuado con el que saciamos el hambre y nos dio para seguir con nuestra ruta de pueblos por la Sierra de Francia.

Comer en Monsagro

San Martín del Castañar

Con la panza llena llegamos al siguiente pueblo, San Martín del Castañar, un pueblo lleno de encanto que te engancha nada más entrar en él. No había gente por sus calles pero sus maceteros lo decían todo. El pueblo entero está decorado con unas jardineras marrones con textos que resaltaban en amarillo con las frases y expresiones típicas del lugar. Aquí algunos ejemplos.

Frases en macetas en San Martín del Castañar

Paseamos por sus calles hasta que llegamos a la que parecía ser la plaza del pueblo, con una fuente en su centro en la que nos refrescamos un poco las manos, ya que el sol quemaba en la sobremesa.

Como se ve en esta foto, las casas de San Martín del Castañar mantienen el mismo estilo arquitectónico que las del resto de la Sierra de Francia, piedra y madera.

Plaza de la fuente en San Martín del Castañar

Camino del castillo pasamos por encima de un muro que compone una de las gradas de la plaza de toros del pueblo, hecha aprovechando la unión de un lateral del castillo con un murete sobre el que se sitúan otras gradas.

Plaza de toros en San Martín del Castañar

El Castillo de la Biosfera de San Martín del Castañar

Al Castillo de San Martín del Castañar se le conoce como Castillo de la Biosfera debido a que desde su reforma hace no mucho, es el Centro de Interpretación y Recepción de Visitantes de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia.

Castillo de San Martín del Castañar

Cuando fuimos el centro de visitantes estaba cerrado pero nos pudimos dar una vuelta por el interior de esta fortaleza del siglo XV y aprender un poco sobre ella con los paneles indicativos. Del castillo no queda más que sus muros y una parte de la torre del homenaje convertida hoy en mirador.

Torre del Castillo de San Martín del Castañar

Como particularidad, nos encontramos el cementerio del pueblo en la parte interior del castillo, reposando las tumbas a los pies de uno de sus muros,

Cementerio del Castillo en San Martín del Castañar

El Puente Romano de San Martín del Castañar

Por último antes de irnos de San Martín del Castañar nos dirijimos hacia la zona donde se ubica el Puente Romano, que une el pueblo con el Parque Municipal.

Por los establecimientos que había allí cerrados se intuye que en verano el parque estaba a rebosar de gente, pero ya en septiembre debía ser temporada baja. Nos dimos una vueltecita y ya volvimos al coche para dirigirnos al siguiente pueblo, Mogarraz.

Puente Romano de San Martín del Castañar

Mogarraz, el pueblo de las fotos

En el camino desde San Martín del Castañar hasta Mogarraz el tiempo cambió radicalmente. De tener un sol de justicia pasamos a un cielo nublado y un viento fuerte. La tormenta iba a caer de un momento a otro así que nos dimos prisa en conocer Mogarraz, el famoso pueblo de las fotos.

Mogarraz, el pueblo de las fotos

Llama enormemente la atención en todas sus calles las caras de personas que decoran las fachadas de las casas. Tienen un aire antiguo y nostálgico que sirve de homenaje a aquellos que en su día fueron fotografiados sin saber que en un futuro, décadas después, sus fotos serían un atractivo turístico para su pueblo.

Fotos por el pueblo en Sierra de Francia

¿Por qué hay fotos por las calles de Mogarraz?

Estas imágenes se deben a Florencio Maíllo y a su proyecto «Retrata2/388», que consistió en plasmar con pinturas encáusticas sobre chapas metálicas las imágenes del archivo fotográfico de Alejandro Martín Criado, quien en otoño de 1967 fotografió para el carné de identidad a casi todos los habitantes de Mogarraz que fuesen mayores de edad.

Esto ha hecho que en las fachadas de Mogarraz se perpetúen 388 imágenes de mogarreños mayores de edad en 1967, los cuales la mayoría se quedaron a vivir para siempre en esta localidad.

De vuelta a La Alberca

Empezó a llover y nos dirigimos de vuelta hacia La Alberca, y al llegar, nos tomamos un café calentito en el Bar El Soportal, con idea de relajarnos un poco tras un largo día turístico por la Sierra de Francia.

Cenar en La Alberca

Nos duchamos y bajamos a cenar a un bar de la plaza en la que sería nuestra última noche en La Alberca y en la Sierra de Francia. Elegimos para cenar un lugar llamado Bar El Balcón de la Plaza.

Bar El Balcón de la Plaza

Nuestra cena consistió en un plato de patatas meneas que venían presentadas en una sartencita, y un entrecot de ternera con cabrales. Muy rico todo, la verdad. Esto con dos refrescos hizo un total de 24,50€.

Cenar en La Alberca en el Bar Balcón de la Plaza

Viaje de vuelta

Al día siguiente emprendimos la vuelta a Sevilla desde la Sierra de Francia haciendo dos paradas por el camino, una en el pueblo abandonado de Granadilla, y otra para comer en la Autovía de la Plata, pero ambas cosas dan para otros artículos independientes, que este se nos ha ido un poco de las manos ¡y ya roza las 4.000 palabras!

Pero es que los pueblitos de la Sierra de Francia merecen esas 4.000 y muchas más. Y es que quien va una vez por sus parajes… sin duda repite.

¡Un saludo!

3 Comments on “Escapadas: Pueblos de la Sierra de Francia”

  1. Monforte de la Sierra de tiene el mirador más hermoso de la Sierra de Francia donde se ven las estrellas por la coche y 20 localidades, vayan vean y comprueben

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