Nuestra aventura de un día en Oporto tuvo su origen tras la finalización del Camino de Santiago en septiembre de 2021, experiencia que disfrutamos durante casi una semana.
Llegar a Oporto sin GPS
La primera sorpresa que tuvimos fue al cruzar la frontera, que el operador de móvil Lowi nos dejó sin telefonía. Ni datos, ni llamadas, ni nada de nada. Estábamos un poco a la deriva.
Para saber cómo llegar a Oporto desde la frontera nos paramos en un área de servicio con wifi y allí hicimos capturas de pantalla con el recorrido aproximado que teníamos que hacer. Por suerte nos tocó un empleado amable que nos explicó el funcionamiento del tema de los peajes.
Hotel Miradouro, un lugar especial para alojarse en Oporto
Con muchísimo esfuerzo llegamos a nuestro alojamiento para esa noche, el Hotel Miradouro un gigante viejuno que en los años 70 debió ser un gran hotel de casi lujo. Nos costó 95€ la noche para tres personas, incluyendo el desayuno y un parking propio sin vigilancia.
El mobiliario y la decoración del hotel forman un ambiente típico de otra época de este que sale en películas en las que se alojan huéspedes raros a los que no se les pide ningún tipo de identificación. Da igual qué pasado tengan o de lo que sea que estén huyendo, en el hotel no se hacen preguntas. Pues esas películas.
Soltamos las cosas, nos duchamos, disfrutamos de la vista desde la habitación (espectacular, eso sí) y nos fuimos a la calle a conocer brevemente Oporto.
Qué ver de noche en Oporto
Nuestro reducido tiempo de turismo en Oporto daba comienzo. Enfilamos hacia abajo una cuesta gigante por la rua de Santa Catarina, una vía larga y llena de vida en la que muchos estudiantes se daban encuentro.
Capela das Almas
Al poco de caminar pasamos por la puerta de la Capela das Almas, una iglesia con unos azulejos en su exterior que con las luces de la noche nos dejó una bonita imagen.
Al día siguiente volvimos a pasar por la Capela das Almas en la mañana y vimos que estaba abierta, así que aprovechamos para ver cómo era su interior haciendo un alto en nuestro paseo.
Iglesia de San Ildefonso
El paseo nos llevó hasta la puerta de la iglesia de San Ildefonso, un templo con unas dimensiones bastante grandes que también por lo céntrico nos hizo pensar que estábamos ante la Catedral.
Data del siglo XVIII y en su fachada, que cuenta con dos robustos campanarios, podemos ver un ejemplo de los azulejos típicos de Oporto. El estar la iglesia situada en alto, le da aún más presencia.
Muralla Fernandina
Seguimos caminando hacia abajo viendo tiendecitas, hasta que llegamos a una zona más abierta. El ambiente de la noche empezaba a ser raro. Se veía mucho personaje vagando, gente esquinera, etc. Esto nos llevó hasta una de las torres de la conocida como Muralla Fernandina.
Se construyó en el siglo XIV como necesidad defensiva tras la expansión de la ciudad, quedando pequeña la antigua muralla romana y las ampliaciones que a ésta se le habían practicado.
Catedral de Oporto
Nuestra idea era ir a ver por fuera la Catedral de Oporto y de ahí irnos a cenar a algún sitio. Dimos con ella pero los alrededores del templo estaban muy solos y el ambiente era extraño, así que nos fuimos pronto para volver al día siguiente.
Puente de Don Luis I
Aprovechando la cercanía, fuimos a ver uno de los lugares de interés turístico de Oporto, el puente Luis I, una escena muy recomendada tanto de día como de noche. Desde allí se obtienen unas vistas espectaculares de ambos lados de la ciudad, que situada en acantilados está unida por varios puentes.
Estación de trenes de São Bento
Esa noche comimos en una hamburguesería de franquicia sentados al fresquito, en la plaza en la que se ubica la estación de trenes de São Bento (a la derecha en la siguiente foto). Es un punto de la ciudad con ajetreo constante, con gente entrando y saliendo en la plaza, coches que van y vienen, transporte público, etc.
Ya que estábamos al lado de la estación de trenes nos metimos a ver cómo era por dentro, encontrándonos con unas paredes decoradas con azulejos parecidos a los de la Capela das Almas y otras iglesias que iríamos viendo al día siguiente.
Tras cenar, nos dimos una caminata de vuelta (ahora tocaba cuesta arriba) hasta el hotel, para acostarnos a una hora prudente. El cuerpo estaba cansado del Camino de Santiago y aún nos quedaba una mañana de turismo y una vuelta a casa.
Desayunar en Oporto
Llegó el nuevo día y como nos quedaba un largo camino hacia Sevilla, además sin gps ni internet, nos levantamos muy temprano para poder hacer algo de turismo en Oporto y aprovechar la mañana.
Desayunamos en el mismo hotel y comimos todo lo que quisimos en el bufet. El sitio era en sintonía con el resto del hotel, una sala de película antigua.
Más tarde hicimos una parada a media mañana para tomar un café con un dulce en la Confitería de los Clérigos, que es de donde procede esta foto tan apetecible.
Qué ver de día en Oporto
Nos lanzamos de nuevo por las calles de Oporto. Volvimos a enfilar la calle de Santa Catarina hacia abajo y pasamos por lugares que habíamos visto de noche. El cambio en el ambiente era radical.
El centro de Oporto estaba lleno de vida, había mucha gente de la ciudad haciendo sus mandados y mucho turista como nosotros conociendo aquello.
Iglesia de los Clérigos
Fuimos andando hasta una zona muy comercial y turística, en la que se sitúa la iglesia de los Clérigos, del siglo XVIII. Esta iglesia tiene una torre por su parte trasera que con 76 metros de altura es considerada la más alta de Portugal. Cuenta con 200 escalones que mientras se van subiendo dejan ver sus 49 campanas.
Cerca de allí hay una librería muy famosa, la Librería Lello de Oporto, conocida por muchos como la librería más bonita del mundo. Nos acercamos a su puerta con idea de visitarla pero aquello era imposible.
Había tantísima cola en la puerta que no perdimos tiempo en intentar entrar a verla, preferimos perdernos entre las callejuelas y conocer un poco más la ciudad. Íbamos muy justos de tiempo y había que dejar cosas por hacer para un siguiente viaje.
Iglesia del Carmen
También cerca de la librería nos encontramos con la Iglesia del Carmen de Oporto, también construida en el siglo XVIII y considerada de las más bonitas de la ciudad.
La decoración de su fachada es de principios del siglo XX, hecha con estos azulejos blancos y azules tan típicos que no te cansas de mirarlos. En este caso, representa la imposición del escapulario en el Monte Carmelo.
Avenida dos Aliados
Si tenemos que ubicar en algún sitio el punto más céntrico de Oporto, ese es la Avenida dos Aliados. Es una gran plaza en la que se encuentra el Ayuntamiento de Oporto, rodeado de unos edificios a cada lado con un porte espectacular.
Se trata de una gran plaza abierta en la que según hemos leído se reúnen los portuenses para dar la bienvenida al año y para celebrar varias festividades como las fiestas de São João o la tradición estudiantil de la Queima das Fitas.
Miradores de Oporto
Encontramos varios miradores y desde casi todos se veía a lo lejos la Catedral de Oporto. Esta foto que ponemos a continuación está hecha desde uno de estos miradores, concretamente el conocido como Mirador de la Victoria.
Hubo un momento en el que a cada pocas calles que andábamos nos encontrábamos un mirador. Aprovechábamos para tener una panorámica de la ciudad y sobre todo para ubicarnos y saber por dónde andábamos. Por las nubes se puede ver que el día estaba tontillo y parecía que nos iba a llover encima.
Catedral de Oporto de día
Antes de irnos, con la luz del día fuimos de nuevo al entorno de la Catedral, que estaba lleno de turistas también. Sin duda es un punto muy importante para la visita a Oporto.
Vuelta a Sevilla desde Oporto
Llegó la hora de volver a Sevilla. Con wifi sacamos todas las fotos de mapas que pudimos y nos lanzamos a la aventura. Nos recorrimos pueblos por los que hacía tiempo que no veían pasar a gente. Carreteras de un carril para ambos sentidos en los que las ramitas de los lados daban en los espejos. Una locura.
Conseguimos encontrar un sitio para comer llamado Restaurante Pranxudos (en mitad de ningún sitio) en el que salimos satisfechos, sobre todo por la atención y disposición hacia nosotros, que se nos veía perdidos.
Tras muchas horas de carretera y sin saber con seguridad por dónde tiramos, llegamos a la frontera con España. Aparecimos en algún punto de Badajoz y desde ahí ya fuimos guiados por el GPS hacia Sevilla. Toda una aventura.