Finde 029: Cabo de Gata

Playas y Calas recomendadas en Cabo de Gata

Por tercera vez elegimos pasar unos días de vacaciones en Cabo de Gata, uno de nuestros destinos favoritos por la paz y desconexión que nos ofrecen sus playas y calas, sobre todo en el mes de junio.

Comenzamos nuestro viaje desde el corazón de Andalucía, en Estepa, con un buen desayuno en el bar El Agüelo Juan, en el que nos sirvieron unas buenas tostadas con aceite, tomate y jamón, zumo de naranja y café que nos dieron energía hasta llegar hasta nuestro destino. Es un bar que hemos descubierto hace poco y ponen unos desayunos más que ricos.

Dónde alojarse en Cabo de Gata

Tras unas horas de viaje, llegamos al alojamiento que habíamos contratado en Cabo de Gata. Se trata del Hostal Rural Alba, un lugar en el que nos habíamos alojado en anteriores viajes por la zona.

Está ubicado en un pueblito pequeño, Los Albaricoques, en el que se rodaron varias películas simulando el oeste americano. De hecho en nuestro primer viaje a Cabo de Gata el dueño del hostal, Manolo, nos hizo una ruta western en exclusiva dando un paseo a pie por el pueblo. Merece la pena.

Hostal Rural Alba

Volviendo al alojamiento, una vez más, no nos defraudó: limpieza, amabilidad y desayunos para salir con fuerzas a recorrer Cabo de Gata. El precio fue de 130€ para tres noches, muy adecuado para la zona teniendo en cuenta que el sitio es de 10 y que incluye un desayuno espectacular.

Seguro para viajar con COVID19

De calas por Cabo de Gata

Lo bueno que tiene el Hostal Rural Alba es que está ubicado justo en el centro de Cabo de Gata, por lo que dirigirse al norte, sur, este u oeste puede representar un plan distinto para cada ocasión.

Para empezar elegimos ir hacia el este y descubrir las calas y playas que nos ofrece esa parte de la costa en Cabo de Gata.

Cala del Embarcadero

Comenzamos nuestro recorrido por las calas por Cabo de Gata dirigiéndonos hacia la cala conocida como Cala del Embarcadero, a la que llegamos sin mucha dificultad en el coche pero nos encontramos con que no estaba muy bien para darse un baño debido a las rocas y algas, las cuales escondían algunos erizos.

Cala de Cabo de Gata

Eso sí, el sitio era bien bonito y estaba bastante solitario, tan solo una pareja tomando el sol refugiada del viento tras unas rocas.

Cala Chica y Cala Grande de Los Escullos

Seguimos la línea de costa hacia el sur en busca de la Cala Chica de Los Escullos pero no hubo forma de dar con ella. Vimos desde el camino de tierra que iba bordeando la montaña unas cuantas de calas a las que se podía acceder tras bajar por un acantilado y pensamos que igual era una de esas la Cala Chica, pero no llegamos a bajar para comprobarlo.

Cala Chica en Cabo de Gata

Seguimos más al sur hasta que dimos con la Cala Grande de Los Escullos y ahí sí que hicimos parada para darnos un bañito y tomar un poco el sol.

Cala Grande en Cabo de Gata

Esta cala nos encantó, a través de su agua cristalina pudimos ver cómo los peces pasaban cerca nuestra mientras nos bañábamos, y en las rocas a los erizos y lo que coloquialmente aprendimos a llamar en Tarifa, «chochoburras», que son unas anémonas de mar pegadas a la roca que cuando las presionas ligeramente te escupen «agua» a modo de defensa.

Erizos de la Cala Grande

Según hemos podido leer, estas criaturas pueden tener el secreto de la inmortalidad, ya que tienen un ancestro común con el ser humano y bastante información en su genética. Pero eso es otra historia que igual se puede ver en otro momento para no desviarnos de Cabo de Gata.

Dónde NO tomar café en Cabo de Gata

Tras un breve paseo por el pueblito de La Isleta del Moro, en el que ya habíamos estado en un anterior viaje pasando una tarde de playa, nos sentamos a tomar un café en el Restaurante Pensión La Isleta, ya que nos llamaron la atención las vistas.

Vista de la Isleta del Moro

Bochornosa la atención, con algunos camareros no ya inexpertos, sino simplemente faltos de ganas de atender. Los hechos concretos que nos motivan a hacer esta crítica son, que pedimos un café con sacarina, tardaron en traer el café por lo menos 20 minutos (el sitio estaba vacío, solo una mesa ocupada).

Dónde no tomar café en la Isleta del Moro

Como el café no traía la sacarina la pedimos, y como tras 10 minutos de prudencia no la traía, nos levantamos a por ella y a por una cuchara, ya que tampoco la trajeron. Aprovechando el levantamiento también pedimos la cuenta para no perder ni un minuto más en el sitio. Por supuesto el café ya estaba frío. Esto en una terraza con una mesas ocupada… para no repetir ni recomendarlo.

La sorpresa del que estaba en la caja fue mayúscula cuando fuimos a pedirle la sacarina, una cuchara y la cuenta. Ni él se podía creer lo que estaba ocurriendo. Miedo nos da en temporada alta que el restaurante está lleno el caos que puede haber…

Dónde cenar en Níjar

Teníamos claro a dónde dirigirnos para cenar en Níjar, nos apetecía repetir en un sitio que teníamos fichado de anteriores viajes en el que la comida estaba bien y la atención era buena. Pero no pudo ser.

Da pena cuando vas buscando sitios en los que comer, porque ya los conoces y porque te traen buenos recuerdos, y los encuentras cerrados, ¿verdad? Esto nos pasó en Níjar, y es que siempre que vamos cenamos en un pequeño bar de la plaza del pueblo llamado Bar El Pipa, y en esta ocasión, nos lo encontramos con el cartel de SE VENDE.

De tapas por Cabo de Gata

Ya que las opciones en Níjar en un momento de poca ocupación no son muy variadas, nos sentamos en el primer bar que vimos girando la esquina y allí nos pedimos varias tapas.

Cenar barato en Cabo de Gata

Se llama bar La Mandila y en ese momeno había pocas mesas ocupadas, tan solo una familia y unos turistas. La atención fue buena y las tapas estaban todas ricas. El precio fue de 20,20€, muy adecuado para lo que tomamos en este sitio. Interesante para repetir.

Cenando en Cabo de Gata

Fiestas locales en Los Albaricoques

A la vuelta de Níjar a Los Albaricoques vimos que había jaleo justo al lado del hostal, nos acercamos y se trataba de la verbena del pueblo. Había un grupo de música y una barra en la que la gente del pueblo estaba tomando algo.

Nos mezclamos un rato con las 30 o 40 personas que allí se encontraban pero como no había mucho ambiente solo nos tomamos una copa y nos fuimos a dormir…. o al menos a intentarlo, porque al estar la verbena justo al lado era un poco complicado dormir.

San Miguel de Cabo de Gata

Al día siguiente tras un desayuno espectacular con el que se cogen fuerzas para 4 días nos echamos a la carretera para ir a conocer el pueblo de San Miguel de Cabo de Gata.

Desayunar en Cabo de Gata

Por lo que hemos visto es una barriada que pertenece al término municipal de Almería, aunque a efectos prácticos es un pueblito de costa.

Paseo marítimo de San Miguel de Cabo de Gata

Por allí dimos un paseo por el paseo marítimo y tomamos unas fotos de la playa y el horizonte, viendo los bares y tiendas que había por el paseo. Hasta nos echamos como amigo a un gato que nos dijeron que le gustaba frecuentar los bares de la zona.

Playa de San Miguel en Cabo de Gata

Torreón de San Miguel de Cabo de Gata

Mirando al mar y andando hacia la izquierda, tras pasar un lugar lleno de barcas en reparación, llegamos al Torreón de San Miguel de Cabo de Gata. Se trata de una atalaya del siglo XVIII para proteger la almadraba de Monteleva y sus salinas.

Torre de San Miguel

Tras un periodo de desuso en 1941 empezó a ser la Casa Cuartel de la Guardia Civil y en los años 80 se le construyó el muro que la rodea con una torreta en cada esquina.

Aunque su estado es de ruina y no se puede acceder al interior de la muralla, es una construcción muy pintoresca que para unas fotos sí que da.

Iglesia de las Salinas de Cabo de Gata

Volvimos al coche y seguimos por la carretera en busca de nuevos lugares interesantes que conocer y la primera parada la hicimos a un par de kilómetros como mucho, en la Iglesia de las Salinas de Cabo de Gata.

Había mucha gente en ese momento, ya que había una boda y además muchos turistas tomaban fotos de esta iglesia situada en casi la mitad de ningún sitio.

Iglesia de Cabo de Gata

La iglesia data del siglo XX y fue construida gracias al auge de las salinas a principios del siglo. En su interior se veneraba a la Virgen del Carmen y a Santa Bárbara aunque en la actualidad las imágenes que tiene son las de la Virgen Niña Inmaculada y el Sagrado Corazón de Jesús.

Salinas en el poblado La Almadraba de Monteleva

Hicimos otra parada muy rápida en el poblado conocido como La Almadraba de Monteleva, al pie de las salinas, aunque poco había que ver, un paisaje salinero tras el poblado en el que muchas aves iban y venían, y al otro extremo una playa solitaria. Interesante para pasar un día tranquilo.

Salinas del poblado de Almadraba de Monteleva

La Fabriquilla

A unos cientos de metros se encuentra otro poblado conocido como La Fabriquilla, que da el mismo nombre a la playa que tiene a sus pies.

Es un poblado pequeño, al igual que el anterior solo tiene apartamentos, aparcamientos para ir a la playa y algunos bares. Y ahí es donde queríamos llegar, a los bares, para hablar de un gran descubrimiento: el Bar Angelita.

Bar Angelita en La Fabriquilla

Hicimos una pequeña parada para picar algo en el Bar Angelita, del que tan bien hablan en muchos sitios de viajes. Y podemos dar fe de que es verdad verdadera, puesto que pedimos dos tapas de jibia frita (obligatorio pedir esto), boquerones, sardinas, calamaritos y lenguado más 4 bebidas.

Tapas en Bar Angelita, en La Fabriquilla

Todo estaba muy bueno, la atención perfecto, el lugar muy tranquilo, y el precio espectacular. TODO por 11,80 € solamente. También es verdad que es un sitio que si no lo conoces no vas porque está algo escondido, pero la parada merece la pena.

Pescado fresco en Cabo de Gata

Tras el tapeo seguimos el camino para ir a un lugar cercano que habíamos visto recomendado en otros blogs, una piscina que se formaba de forma «natural» en una salina privada cerca de La Fabriquilla. Si lo buscas en Google Maps pone «Donde se llenan las salinas del Cabo de Gata.

La NO visita a la piscina de la Salina privada

Habíamos visto que varios viajeros recomendaban este lugar y, tras debatir si entrar o no porque es privado, decidimos bajar a ver qué nos encontrábamos.

Por el camino nos cruzamos con un hombre que venía de pescar, al cuál le preguntamos por el lugar que andábamos buscando. Nos confirmó que íbamos bien pero nos miró con cara rara… normal.

Al llegar abajo aquello era un remanso de… porquería acumulada, nada que ver con las fotos de una piscina de agua cristalina de los blogs que habíamos visto ni con las recomendaciones. Así que media vuelta, carretera y toalla.

Cala del Corralete

Antes de llegar al Faro de Cabo de Gata hicimos una parada para disfrutar de las vistas en la parte alta de la Cala del Corralete. La playa se situaba más abajo pero tampoco queríamos perder tiempo en bajar para luego tener que subir.

Faro de Cabo de Gata

En el Faro de Cabo de Gata sí hicimos una parada algo más duradera, tomamos unas fotos y descansamos en el mirador que hay a la izquierda mirando a la costa, hacia el conocido como Arrecife de las Sirenas.

Vistas del Faro de Cabo de Gata

Es un sitio en el que merece la pena echar unos minutos, No es más que un faro, cierto, pero la vista de la inmensidad del mar que se obtiene hace que te mezcles un poco con el entorno.

Arrecife de las Sirenas en Cabo de Gata

Cala Arena y Cala Rajá

Continuamos el camino hacia Cala Arena, una pequeña cala que teníamos fichada y en la que nos dimos un breve baño. No era muy grande y había muy pocas personas. Es una cala acogedora en la que si hay tiempo os recomendamos tomar el sol un rato.

Cala Arena, Cabo de Gata

La siguiente cala para visitar fue Cala Rajá, una pequeña playa formada entre dos riscos a la que cuesta un poco acceder pero merece la pena una vez estás en ella.

Calas de Cabo de Gata

Aquí sí nos encontramos más gente pero a pesar de no ser una cala muy grande había sitio para todos con holgura. La mar estaba muy revuelta pero eso tampoco fue impedimento para disfrutar de las aguas del Mediterráneo.

Arrecife del dedo y Vela blanca

En el camino de vuelta hacia el coche, subiendo el risco que previamente habíamos bajado para estar en Cala Rajá, vimos a lo lejos una formación natural de roca conocida como el Arrecife del Dedo o como otros la llaman, el Dedo de Neptuno.

Arrecife del Dedo

Se encuentra frente al Cerro de la Vela Blanca, al que llegamos un poco después tras seguir la carretera en dirección a la Playa del Mónsul tal y como indicaba Google Maps.

Desde este lugar conocido como Vela Blanca se obtienen unas vistas panorámicas del mar y la línea de costa que hacen que merezca la pena haber llegado hasta aquí.

Mirador Vela Blanca

Como íbamos hacia la Playa del Mónsul en dirección San José, donde queríamos cenar, en el punto en el que nos encontrábamos se acababa la carretera (Google marca que existe) pero está la opción de ir por un camino de tierra.

La entrada al camino está indicada por una pequeña construcción a cada lado que se supone que tiene que tener una cadena puesta para no poder acceder, pero esa cadena no estaba puesta, solo había una puerta grande de hierro tirada a un lado del camino y otra abierta.

Sendero la Vela Blanca

Y nosotros, como turistas ignorantes que éramos, seguimos las indicaciones de Google Maps para llegar en 20 minutos a la Playa del Mónsul en vez de dar un rodeo de 2 horas deshaciendo el camino que habíamos recorrido durante todo el día.

La aventura del camino de tierra hacia la Playa del Mónsul

El famoso camino de tierra resultó ser una pista forestal por la que cabía, como mucho, un coche y medio, o un coche y un ciclista (nos cruzamos varios). A un lado falda de la montaña y al otro acantilado.

De senderismo en Cabo de Gata

Es un camino bonito de recorrer, es la verdad, pero igual no es lo más seguro si te dan miedo las alturas. Lo bueno es que descubres un sitio por el que casi nadie pasa y además disfrutas de unos paisajes únicos.

Playa del Mónsul desde la Vela Blanca

Lo malo fue al llegar al final del camino. Nos encontramos con una valla de hierro cerrada y no había forma de salir. Es decir, estábamos en la Playa del Mónsul pero teníamos que deshacer todo el camino. Tremenda faena.

Como vimos que venía un coche por detrás a lo lejos, fuimos dando la vuelta hasta que llegase, ya que no cabíamos los dos en el camino pero sí en el punto en el que estábamos dando la vuelta.

De casualidad, dos chicas de protección civil que hacían su ronda por la Playa del Mónsul vieron a los dos coches haciendo maniobras y se acercaron para preguntarnos un efusivo pero muy amable «¿¿Pero cómo habéis llegado hasta ahí??».

Por lo visto en la primera puerta debía estar puesta una cadena sustituyendo a la puerta rota, impidiendo que la gente pasase por allí. Por suerte, las chicas tenían una llave y nos abrieron. Pudimos salir gracias a nuestras salvadoras y continuar 15 minutos más hacia San José para cenar, que ya era casi de noche entre una cosa y otra.

Protección Civil en Cabo de Gata

Cenar en San José

Llegamos a San José buscando algo para comer y previamente echamos un vistazo a TripAdvisor. Realmente no nos convencía nada y hemos de decir que los años anteriores o no hemos dado con el sitio correcto en San José o no nos ha gustado.

Tras dar varias vueltas sin convencernos nada acabamos en el Bar Torres, atraídos porque era el bar de los dueños de una pescadería anexa. Nos sentamos y el dueño digamos que era, efusivo en el trato, no es que nos parezca mal, pero incomoda un poco que te espoleen o condicionen para elegir cierto plato al que te conviene dar salida. Con una sugerencia estaría bien pero casi se lo lleva pedido sin habernos dado oportunidad de abrir la boca.

Tapas del Bar Torres en San José

Nos lo vendió (sin hasta el momento nosotros opinar) y dio por hecho que queríamos una parrillada de pescado para dos, y nos dijo que volvía en un momento para dejarnos pensar si la queríamos en plancha o en fritura. Fue raro. Finalmente lo que pedimos fue la parrillada porque, respecto al precio de las otras cosas, la parrillada salía mejor y probábamos varios pescados. Pero fue decisión nuestra, previamente hubo que poner el freno para, al menos, poder decidir qué queríamos cenar.

Fritura variada de pescado

Hay que decir que todo estaba muy rico y la cantidad de pescado era más que suficiente por 25€. Pedimos dos refrescos y cerveza y con la consumición te ponían tapitas de lo que tuvieran disponible. En este caso fueron migas de pescado, sardinas en escabeche y ensaladilla.

Ciertamente nos fuimos con una sensación rara, puesto que la atención fue buena y la comida de 10, pero quizás ese avasallamiento del inicio (a nosotros y a todo el que llegaba) empañó un poco todo, con sugerir los platos una vez estaría genial.

Y con el estómago lleno volvimos hacia Los Albaricoques con idea de intentar descansar con las fiestas populares de fondo, que como ese día hacía bastante viento y frío decidimos no tomarnos una copilla por allí.

Mirando el mar desde el Mirador de la Amatista

Al día siguiente nos hicimos de nuevo a la carretera en dirección al Mirador de la Amatista, desde donde se obtienen unas vistas privilegiadas de la costa de Cabo de Gata.

Este mirador está cosntuido sobre lo que fue un antiguo puesto de la Guardia Civil y actualmente está preparado para poder aparcar sin dificultad y acceder a pie hasta las barandas, llenas de candados, que dan hacia el horizonte.

Mirador de la Amatista

Se puede ver gran parte de la costa y los acantilados, con olas rompiendo sobre ellos y una absoluta paz en sus orillas, ya que es tan difícil acceder que posiblemente nunca nadie lo haya hecho.

Tras tomarnos unas fotos y disfrutar de las vistas lo que el sol nos dejó (que iba apretando), nos subimos de nuevo en el coche y nos dirigimos hacia la Playa de Las Negras.

La Playa de las Negras, un lugar para volver en Cabo de Gata

Tuvimos la inmensa suerte de haber sido madrugadores y poder encontrar sitio para aparcar en Las Negras y para poner la toalla en la playa. Al poco tiempo empezó a llegar gente y el buen sitio estaba muy cotizado.

Playa de las Negras en Cabo de Gata

El agua de la Playa de Las Negras es ideal para bañarse, al principio algo fría pero luego mejora bastante y no dan muchas ganas de salirse. Y así, en remojo, pasamos un buen tiempo hasta que llegó la hora de almorzar.

Comer en Las Negras: Bar La Aurora

Como llegamos a buena hora a la playa nos dimos una vuelta para ver dónde comer más tarde, ya que había mucha gente y pocos bares. En este paseo vimos un sitio para comer en Las Negras que nos gustó. Se trata del Bar La Aurora, casi a pie de playa.

Ensalada y pescado frito en Bar La Aurora

Este es uno de estos sitios que descubres por azar e incorporas a tu larga lista de paradas obligatorias, tales como El Pulguilla en Nerja, uno de nuestros favoritos, que una vez fuimos de casualidad y nos gustó tanto que ya hemos perdido la cuenta de las veces que hemos comido allí.

Plato de cigalas en Las Negras

Volviendo al Bar La Aurora, nos sentamos y nos atendieron rápido. Vimos en las mesas de altededor que los platos que ponían eran algo más de media ración y verdaderamente para una persona es suficiente.

Brownie en Cabo de Gata

Nosotros pedimos una ensalada, cigalas y gallo pedro, dos bebidas, dos cafés y un brownie, todo por 36,20€. Nos pusieron además dos chupitos al traer la cuenta. Si vais por allí, este es un buen sitio.

¿Algo malo en el sitio? A los camareros se les notaba que le ponían muchas ganas pero no tenían experiencia y cuando llegó el mogollón de gente se notó. A eso le sumas que el encargado era algo prepotente y los trataba regular, al menos eso pudimos observar a lo largo de todo el servicio. Pero comer, se come bien.

El Playazo de Rodalquilar

Tras el almuerzo volvimos a la carretera para conocer una nueva playa, llegando a El Playazo de Rodalquilar, una gran playa de fácil acceso en la que se puede aparcar casi sin problemas.

Torre de los Alumbres

En el camino desde la carretera general hasta la playa te encuentras la Torre de los Alumbres. Se trata de una antigua construcción del siglo XVI destinada a proteger las minas de alumbre de los piratas berberiscos.

Actualmente está en ruinas pero se distingue perfectamente la forma cuadrada con torreones circulares en cada esquina y la gran torre en el centro.

Torre de los Alumbres, Almería

Tras el abandono de la mina fue abandonada y posteriormente fue una cárcel que se usaba también como punto de vigilancia. Se intentó fortificar un poco pero al final terminó abandonándose en el siglo XVIII.

Castillo de San Ramón

Al final del camino, pegado a los aparcamientos, se encuentra el Castillo de San Ramón, también conocido como la batería de Rodalquilar y Castillo de Santiago.

Se construyó en el siglo XVIII dejando sin sentido a la Torre de los Alumbres. Tenía cuatro cañones y en él convivían sobre 25 personas entre militares, religiosos y administrativos.

Batería de San Ramón

Estando en ruinas, en 1875 la compró un particular. Fue pasando de un dueño a otro mientras se deterioraba hasta que en 1977 un nuevo comprador empezó a arreglarla hasta convertirla en vivienda.

A principios de 2018 se puso a la venta con un mensaje bastante simpático por parte de la inmobiliaria: «Dos salones, cocina, patio con acceso a piscina, aljibe árabe y batería de cuatro cañones para posibles aunque poco probables ataques piráticos».

El Playazo

Una vez aparcamos nos dimos una vuelta por el Castillo de San Ramón y luego nos fuimos a tirarnos en la toalla a reposar el almuerzo.

Esta playa es perfecta, hay mucho espacio, el agua está en su punto y te puedes bañar sin miedo a dejarte los pies con las rocas.

El Playazo de Rodalquilar en Cabo de Gata

Es un sitio para repetir pero por lo que pudimos ver hay que ir a buena hora por la mañana para poder aparcar sin problemas. Nosotros tuvimos la suerte que al ser por la tarde cuando llegamos se iba la gente.

Recorriendo pueblos y poblados de Cabo de Gata

Volvimos temprano al hotel y tras una duchita queríamos ver los pequeños pueblos de Cabo de Gata marcados en el mapa que estaban próximos a Los Albaricoques, con idea de ir parando en los que nunca habíamos estado.

El primero en el camino fue Barranquete, en el que se supone que había un acueducto y una necrópolis megalítica. Pero ni rastro, allí solo vimos invernaderos, cuatro casas y algunas familias sentadas al fresco.

Seguimos la carretera y pasamos de largo El Viso antes de llegar a Campohermoso, un pueblo de gran tamaño que parece una ciudad más, con sus tiendas y tal. Un sitio donde vivir quienes trabajan por la zona y poco más.

El siguiente pueblo fue Fernán Pérez, luego Las Hortichuelas, pasamos por el desvío de Las Negras y nos planteamos ir pero luego la vuelta sería más complicada así que seguimos un poco más adelante hasta Rodalquilar.

Cenar en Rodalquilar: Taberna Restaurante El Cinto

Acabamos en la Taberna Restaurante El Cinto en Rodalquilar por destino, azar o llámalo como quieras. Habíamos dado bastantes vueltas en coche por todo el Campo de Níjar-Cabo de Gata en plan exploradores y estábamos algo cansados.

Íbamos buscando algo que estuviera abierto para tapear e irnos la cama, hacía frío, teníamos que coger el coche de vuelta a Los Albaricoques… un cúmulo de cosas que nos hizo parar en lo primero que vimos con platos en la mesa.

Restaurante el Cinto en Rodalquilar

Y empezamos así con este bar no porque se coma mal, sino porque fue un sitio que encontramos a la desesperada y entramos algo desganados, pero con buenas expectativas.

En el Bar El Cinto sirven raciones pero no tenían la carta porque aún la estaban adaptando a la nueva normativa de los alérgenos, y como no servían tampoco medias raciones nos decidimos por cenar de tapas.

Postres en Cabo de Gata

Aquí ponen tapas con la bebida y aparte puedes pedir pagando las que desees. Todas estaban ricas, normales, no fueron nada del otro mundo pero los postres…. eso sí que hacía que mereciese la pena haber recorrido medio mar de plástico en su busca. La leche frita estaba MORTAL de necesidad y el pudin de naranja tremendamente bueno.

En total pedimos cuatro bebidas que incluían tres tapas, más ocho tapas extras, 2 cafés y los dos postres. Todo por 38,40€.

De vuelta a Sevilla

Al día siguiente no madrugamos en exceso para volver a Sevilla con tranquilidad, queríamos hacer una parada por el camino en algún punto de la provincia de Málaga para almorzar y que no se hiciese muy largo el trayecto.

Parada en el Rincón de la Victoria

Nos paramos en la localidad del Rincón de la Victoria, con idea de pegarnos un bañito y luego comer en algún chiringuito de la costa que nos pareciese bien.

Rincón de la Victoria, Málaga

El día estaba regular, algo nublado y con mucho aire así que decidimos dar solamente una breve caminata por el paseo marítimo para ir viendo las opciones que teníamos para almorzar. Era temprano así que no había ninguna prisa.

Restaurante El Castillo, ideal para almorzar en el Rincón de la Victoria

En el paseo que dimos nos decantamos por sentarnos en el Restaurante El Castillo, a pie de playa, compuesto por el restaurante y por el chiringuito más metido en la arena.

Pescado frito en Málaga

Pedimos dos refrescos y nos pusieron un salpicón de marisco en plan trampantojo… vaya, que lo que traía era surimi y verduritas.

Pedimos media fritura de pescado para compartir y dos espetos de sardinas que estaban muy buenos. Pero claro, siendo un bar malagueño es dificil que te hagan un espeto que no esté bueno, ¿verdad?

Sardinas en el Rincón de la Victoria

Lo anterior con tres bebidas hizo una cuenta total de 24€, que no está nada mal para ser un sitio donde se come bien y a pie de playa en el Rincón de la Victoria.

Y hasta aquí llegó nuestra peripecia por Cabo de Gata y esta breve incursión en el Rincón de la Victoria, con muchas ganas de volver a la costa de Almería y poder desconectar en sus maravillosas playas.

¡Un saludo!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *