Como buena tradición veraniega que estamos adoptando, un verano más nos hemos ido a recorrer las calas de Cabo de Gata, en Almería.
En esta ocasión, aunque lo teníamos reservado desde febrero, ha sido nuestro primer viaje de varios días tras el confinamiento por motivo del coronavirus, previa escapada a Archidona como primera experiencia turística en la «nueva normalidad».
Nuestro viaje comenzó desde Estepa, con la idea de ir a recorrer varias calas y luego dirigirnos por la tarde a nuestro alojamiento en el pueblito de Los Albaricoques, donde nos solemos quedar cuando vamos por Cabo de Gata.
Este viaje lo dividimos en jornadas, planteando previamente con un mapita las distintas posibilidades de calas que nos interesaba visitar. Las dividimos por colores entre calas de piedra (las azules) y calas de arena (las marroncitas), en este mapa que compartimos a continuación:
El plan lo fuimos haciendo sobre la marcha, intentando agrupar lugares cercanos y siempre teniendo «plan B» por si los sitios elegidos no nos gustaban.
Jornada 1: Calas cerca del Hotel El Algarrobico
Una de nuestras asignaturas pendientes en Cabo de Gata era la visita a la Playa del Algarrobico, que da nombre al famoso hotel ilegal/legal que se quedó a medias.
Con idea de ir a esa playa pero aprovechar para conocer más sitios, nos hicimos un plan en el que visitar la playa del Sombrerico (que no llegamos a ir porque nos quedaba lejos) y la playa del Barranco de Sopalmo.
Playa del Barranco de Sopalmo (la de los camaleones)
A esta playa accedimos por un camino de hormigón y tierra en el que se ve claramente que en época de lluvias el camino debe ser un lugar de evacuación de aguas torrenciales. Si vas por allí y se empieza a nublar o llueve, te recomendamos que salgas pitando hacia el pueblo, ya que no hace mucho murió allí una muchacha que acampaba según un pequeño altar en su memoria que pudimos ver.
En el camino de tierra nos encontramos un camaleón que lo atravesaba tranquilamente ignorando el peligro que suponía para su vida el coche. A pesar de que íbamos despacio lo vimos de casualidad. No lo pillamos al pobre por un suspiro. Luego a la vuelta vimos que al comienzo del camino había un cartel (que no vimos al entrar) avisando de la presencia de camaleones. Menos mal que vimos al animalillo…
La playa en sí no nos pareció nada del otro mundo, una cala más de Cabo de Gata en la que buenos fotógrafos han tomado fotos que nos hicieron visitarla.
En el agua hay piedras que no animan mucho al baño y además a eso se le suma que hacía un poco de viento por lo que decidimos dar media vuelta y tirar hacia la playa del Algarrobico.
Playa del Algarrobico
Tras un caminito en coche llegamos a la Playa del Algarrobico y aparcamos casi a pie de playa con mucha facilidad. Allí nos instalamos para echar el día.
Es una playa muy amplia y con el tema del coronavirus es perfecta porque hay espacio para mantener la distancia de seguridad sin ningún problema. De hecho, como mucho éramos 10 personas aquel día.
Aunque el mar estaba algo bravo y hacía viento, hemos visto muchas fotos de la Playa del Algarrobico en la que tiene aspecto de piscina. Aún así, nos bañamos sin problema.
El Hotel El Algarrobico. Sobre este hotel no vamos a enrollarnos ya que poniendo en internet su nombre sale de todo. Para quien no sepa nada sobre el tema, en pocas palabras se puede decir que ahí no se podía construir pero que lo autorizaron. Cuando dijeron que había que parar las obras le metieron el turbo con idea de «como ya está avanzando no se puede parar». Pero sí que se paró, y aunque se demuestra que es una construcción ilegal, no se derriba porque la indemnización que le tendrían que dar a la constructora es menuda. Porque, claro, contaba con todos los permisos para hacer la obra.
Solo decir que nos dimos una vueltecita por las inmediaciones del hotel y vimos cómo es desde fuera. Un mastodonte que han ido desguazando poco a poco la gente y que actualmente está vallado para impedir el acceso, pero a la vista está que por las pintadas que tiene, el que quiere entrar lo consigue.
Nuestro alojamiento en Cabo de Gata
Tras nuestro día de playa nos dirigimos hacia nuestro alojamiento habitual cuando viajamos a esta zona, el Hostal Rural Alba en Los Albaricoques.
Ya antes del coronavirus lo teníamos en alta estima por su limpieza, pero es que ahora tras ver lo bien que llevan a cabo los protocolos, podemos recomendarlo con más razón.
En esta ocasión elegimos una habitación-apartamento para evitar comer fuera, ya que nuestro viaje comenzó justo el día que se podía empezar a viajar entre provincias. Como se ve en la foto, es perfecto para la idea de viaje que teníamos planeada.
Jornada 2: Entorno de Las Negras
El segundo día en Cabo de Gata comenzó con una breve visita en ruta a la iglesia de un pueblo llamado Fernán Pérez. La razón: ver la iglesia en la que iba a celebrarse la boda que nunca se celebró en la que luego se basó Federico García Lorca para escribir su obra «Bodas de sangre». En este enlace se pueden obtener más detalles.
Tras dar alguna vuelta por el pueblo buscando la iglesia, al final dimos con ella pero estaba cerrada así que le echamos una foto y seguimos el camino.
Pero no era esta, luego leímos que la famosa iglesia se encuentra en el Cortijo del Fraile, lugar que visitamos en nuestro primer viaje a Cabo de Gata y que contamos en el antiguo blog.
Cala del Cuervo
Nuestra primera parada fue en la Cala del Cuervo, dejando el coche cerca de un camping próximo a la localidad de Las Negras (mirando al mar, a la derecha del pueblo).
Tras un breve trayecto a pie desde el aparcamiento (de tierra), llegamos a la cala pero hacía bastante viento cuando fuimos y al ser una playa de rocas no se nos apeteció mucho quedarnos por allí.
Nos paramos unos minutos para tomar alguna foto y poco más, no queríamos perder tiempo para que nos cundiese el día al máximo.
Cala de San Pedro
La siguiente parada prevista era en la Cala de San Pedro, un lugar famoso por su tono alternativo y hippie al que no llegamos porque estábamos poco aventureros.
Las opciones eran un buen pateo al sol o recorrer con el coche un camino bastante escarpado. La idea de este viaje era ir a sitios prácticos por lo que descartamos la Cala de San Pedro y la dejamos para una siguiente ocasión.
Minas de Oro de Rodalquilar
Ya que nos metimos en carretera aprovechamos para visitar las antiguas minas de oro de Rodalquilar. Aquello estaba rodeado de edificios que ponen en valor el lugar pero posiblemente el tema del coronavirus había hecho que se cerrara todo temporalmente.
La historia del oro en Rodalquilar surge en 1864 y va unida en Cabo de Gata a la del alumbre (siglo XV) y la de otros minerales como el plomo. Rodalquilar creció exponencialmente al encontrar oro en sus minas hasta que en la década de los 60 los filones se agotaron y las minas se abandonaron quedando en el estado que se ve en la foto.
Cala de los Toros
Cambiamos el rumbo y tiramos en dirección hacia la Isleta del Moro, y mirando al mar a la izquierda del pueblo, nos dirigimos hacia la Cala de los Toros.
Esta cala tiene un aparcamiento algo limitado en la carretera. Una vez dejas el coche tienes que ir andando por una bajada de unos 10 minutos (que luego son 15 minutos de subida). El camino no tiene dificultad pero si te pega fuerte el sol se hace un poco largo.
En la cala hay muchas piedras como para bañarse con total tranquilidad, además había oleaje y justo cuando habíamos aparcado nos avisaron de protección civil que iban a cambiar la bandera para prohibir el baño.
La cala sí está bien para tomar el sol y echarse agua para aliviar el calor. Es tranquila y nosotros solo nos encontramos a cinco o seis personas por allí. Si buscas un lugar tranquilo este puede ser bueno. Allí aprovechamos para almorzar y refrescarnos un poco.
Cala Violeta
Luego fuimos a la derecha de la Isleta del Moro mirando al mar, a una pequeña cala llamada Cala Violeta. Su nombre se debe a que sus piedras tienen un tono violeta, que se aprecia sobre todo si te pones unas gafas de sol.
Se trata de lo que parece una cala algo desconocida, de muy fácil acceso pero difícil de encontrar. Y lo más importante, muy tranquila, tanto que estuvimos casi dos horas y no apareció nadie por allí.
Es una playa de arena pero para bañarse hay piedras, aunque con el calzado adecuado no hay problema. Allí echamos una horita más de descanso, refrescamiento y toma de sol.
Cala Palo
Volvimos al coche y seguimos investigando por la zona. Muy cerca de la Playa del Embarcadero, en la que estuvimos en un viaje anterior, fuimos a conocer una pequeña cala llamada Cala Palo.
En internet no vimos gran cosa, ya que solo había un par de fotos de piedras en equilibrio y una buena puntuación, pero al llegar vimos que no es más que un recoveco lleno de basura entre la que se incluye papel higiénico usado. Se ve que la gente sin educación va allí a hacer sus necesidades desde la playa de al lado.
Jornada 3: pasar el día en Almería
Como el tiempo estaba inestable y daban nublado y ventoso durante la mañana, nos dirigimos hacia Almería para conocer los Refugios de la Guerra Civil. Un lugar muy interesante al que le hemos dedicado un artículo completo detallando lo que vimos, los horarios y los precios para su visita. Te lo recomendamos.
Ese día para almorzar fuimos a un chiringuito llamado Merendero El Tío Pepe, del que nos fuimos con muy buena sensación y también dedicamos un artículo expresamente para comentar nuestra buena experiencia en él.
Playa de Costacabana
Tras ese almuerzo nos fuimos alejando de Almería y al poco paramos en una urbanización en la que está la playa de Costacabana.
Aparcamos con mucha facilidad en el paseo marítimo y accedimos directamente a una playa en la que apenas había gente. Es amplia y larga y la gente que había quedaba a bastante distancia de nosotros.
Según avanzaba la tarde fue llegando gente a la playa pero en ningún momento llegó a saturarse. Al ser una playa con una urbanización pegada lo normal es que vaya tanto la gente de allí como algunas personas de Almería que quieran ir a una playa tranquila sin alejarse demasiado de la ciudad.
Jornada 4: Cala de Enmedio
Para nuestro último día en Cabo de Gata elegimos una playa llamada Cala de Enmedio. Es muy famosa y en internet hay millones de fotos que la sacan muy bonita, que lo es. Para acceder a ella hay varias opciones pero la que nosotros elegimos fue accediendo a pie tras dejar el coche en el aparcamiento de la Cala del Plomo, que ya visitamos en un anterior viaje.
Queríamos pasar el día allí así que nos fuimos preparados con la nevera, sombrilla, cortavientos y ganas. El camino, que sin ser excesivamente largo no era nada corto teniendo en cuenta la carga de la nevera, conseguimos hacerlo en unos 20 minutos subiendo y bajando cuestas.
Ese día la playa estaba algo llena aunque se mantenía la distancia de seguridad sin problema, ya que es una playa con una extensión considerable y hay sitio para mucha gente. Aún así para las condiciones de acceso estaba algo llena para ser Cabo de Gata.
En fotos hemos visto que el agua suele estar tranquila pero a nosotros nos tocó un día de oleaje y algo de viento. Mala suerte que tuvimos, pero pudimos echar un buen día de playa. Además, hay una zona de rocas por la que se puede dar un paseo y conseguir unas buenas vistas de la costa.
Jornada 5: Playa de la Rijana, en Granada
En nuestro quinto día de viaje, nuestro planteamiento era hacer una parada a medio camino antes de llegar a Estepa y conocer alguna playa en la que no hubiésemos estado. La playa elegida fue la Playa de la Rijana, en la costa de Granada.
Esta playa tiene un aparcamiento limitado en el que por suerte pudimos aparcar al llegar medianamente temprano. Tras dejar el coche hay que recorrer un breve camino de asfalto cuesta abajo para llegar al acceso a la playa, en el que dos personas contratadas por la Junta de Andalucía nos explicaron las medidas con motivo del coronavirus: mascarilla hasta ubicarnos, distancia de seguridad y básicamente tener sentido común (que según avanza el tiempo se ve que falta en España).
La playa es ideal. En un entorno muy bonito y con un agua super cristalina. Allí pasamos un gran día y es una playa que nos ha gustado mucho descubrir.
Y aquí acabó nuestro enésimo viaje por Cabo de Gata, sabiendo que sin duda volveremos por allí más veces. ¡Un saludo!