Esta escapada de tres días y dos noches en Venecia formó parte de un viaje por Italia que nos llevó a conocer cuatro ciudades: Pisa, Florencia, Venecia y Milán.
Reservamos dos noches en Venecia por la de cosas que hay que ver allí y lo que gusta pasear por sus calles. Además, queríamos hacer una excursión que nos iba a coger una mañana completa y eso nos quitaría tiempo de Venecia.
Cómo llegar a Venecia
Para llegar a Venecia nos desplazamos en tren desde Florencia, en un trayecto cómodo que nos costaron 54’80€ los dos billetes. Ambas ciudades están bien conectadas y teniendo en cuenta que en Venecia es imposible el tema del coche, el tren es la mejor opción.
Este tipo de viajes en tren por países distintos al propio te da una visión general sobre cómo es la vida en las afueras de las grandes ciudades, ya que los trenes suelen atravesar multitud de pueblos y pequeñas ciudades.
La peculiaridad de Venecia es que sabes cuándo te estás acercando. Empiezas a ver agua alrededor y parece que el tren va abriéndolas a su paso, como se puede ver en esta foto.
Alojarse en Venecia
Para el alojamiento elegimos un pequeño hotel muy bien situado, a dos pasos de la estación de tren y a tres de la zona más turística de Venecia. Su nombre, Hotel Atlantide.
Eso sí, la habitación era más bien un camarote por lo pequeña que era. Apenas 5 metros cuadrados y aparte el baño de un metro y medio. Ahí cabíamos la cama, un pequeño escritorio, dos maletas y dos personas. Para moverse había que cambiar las maletas de sitio o saltarlas.
Turismo en versión compacta que nos costó 58€ las dos noches más los 8€ de tasa turística aparte. Un precio muy bueno teniendo en cuenta la situación del hotel y obviando un poco el tamaño de la habitación.
Pasear por las calles de Venecia
Creemos que el mayor atractivo que tiene Venecia, aparte de lo obvio que son sus monumentos más conocidos y lugares de interés, es el pasar el tiempo paseando por sus calles, muchas de ellas llenas, otras vacías, unas más bonitas y otras de las más feas que se pueden imaginar.
Recorrer sus callejones, los anchos y los estrechos, andando al borde de un canal, cruzando puentes, llegando a calles sin salida para dar la vuelta o cambiando el rumbo debido a un tapón de turistas, todo eso, es una de las mejores experiencias que te puedes llevar de Venecia. Eso y el «vino ombra» que ya comentaremos más adelante.
Hicimos una pequeña parada para almorzar algo rápido que no nos quitase tiempo de patear las calles venecianas, comprando un par de bocatas en un sitio llamado «Archivioli» cerca de un edificio abandonado con el rótulo de «Archivio di Stato».
Más tarde hicimos otra parada a modo de merienda en una ventanita llamada «Al Bocon», situada en un callejón muy transitado (trampa para turistas) en el que compramos una especie de sandwich empanado y una cosa llamada mozarella in carroza.
Las calles de Venecia tienen un aspecto decadente que enamora, sus edificios medio en ruinas, con carteles y pintura caída de hace años, lo hacen el escenario perfecto para tomar fotos y conseguir buenos contrastes entre lo nuevo y lo viejo.
Venecia está también llena de callejones laberínticos en los que no sabes dónde vas a salir. Aunque intentes mirarlo en Google Maps hay algunos tan pequeños que ni aparecen, como si fuese una medina de cualquier ciudad de Marruecos.
Puente de Rialto
Nuestro paseo veneciano nos llevó hasta uno de los lugares más conocidos y populares de Venecia, el que aparece en todas las guías de viajes. El Puente de Rialto es parada obligatoria de todos los turistas que buscan allí su foto para poder decir que han estado en Venecia. Si no la tienes es como si no hubieras estado.
El Puente de Rialto viene a ser una calle con locales a cada lado en los que comprar distintos tipos de productos, sobre todo joyas. El alquiler de uno de esos locales debe ser tremendo ya que el paso constante de gente es un gran punto para asegurar público.
Este puente es el más antiguo de los cuatro que cruzan el Gran Canal de Venecia. Su origen está en un puente de madera que venía a reducir el trasiego de gente por otro puente flotante que iba hacia el mercado de Rialto. En el siglo XIV lo quemaron un poco durante unas revueltas, pero aguantó el tirón, hasta que en el siglo XVI se vino abajo debido a que no aguantó el peso de la gente que había encima durante un desfile náutico.
Tras su derrumbe, a finales del siglo XVI fue reconstruido en piedra basándose en el diseño del antiguo puente de madera. Aunque arquitectos de la época dijeron que se vendría abajo en poco tiempo, el caso es que ya lleva varios siglos en pie y soportando diariamente a grandes hordas de turistas.
Tal y como se ve en esta última foto que hemos utilizado también como cabecera del artículo, desde el Puente de Rialto se obtienen unas buenas vistas del Gran Canal, que sobre todo al atardecer deja unas escenas para el recuerdo.
Piazza San Marco
Otra de las escenas más típicas de Venecia es la de la Plaza de San Marcos. A pesar de su gran tamaño, durante las horas de luz no cabe un alfiler debido a los cientos de turistas que vienen de los cruceros o para echar el día por su cuenta. Aproximadamente desde el siglo XI se considera el centro de Venecia.
En esta plaza está la Basílica de San Marcos, el Palacio Ducal y por uno de los lados el acceso hacia la zona donde se cogen los barcos para las excursiones. Hay que tener cuidado al ir porque de pronto estás tomándote unas fotos y se inunda (no es inmediato, pero solo hay que mirar en Google para ver que es verdad).
En los soportales de los edificios que la rodean hay multitud de comercios orientados al turismo en los que pasar un buen rato y llevarse algún recuerdo de Venecia.
Palacio Ducal
El Palacio Ducal de Venecia se sitúa en la plaza de San Marcos y es uno de los puntos turísticos de interés de la ciudad. Es el símbolo del poder que tuvo la República de Venecia en su día, utilizándose como residencia de los dux, sede del gobierno, corte de justicia y prisión.
Es un edificio con diez siglos de historia, de gran tamaño, accesible desde tierra y desde el mar. En la actualidad se puede visitar su interior, existiendo una entrada combinada que permite ver el Palacio así como otros museos de Venecia.
Como nosotros fuimos en diciembre (de 2017), delante del Palacio Ducal de Venecia habían instalado un árbol de Navidad alrededor del que se reunían turistas, vendedores y palomas, muchas palomas. La plaza está llena, aunque como era de noche estarían durmiendo y se perdieron la foto.
Basílica de San Marcos
Esta Basílica bizantina es uno de los símbolos de Venecia. Además de ser basílica, tiene la categoría de catedral y de iglesia patriarcal. Comenzó a construirse en el siglo IX, dándose por finalizada su construcción en el siglo XVII. Esta amplitud de fechas se debe a que cada comerciante que realizaba una transacción en su entorno tenía que hacer una donación. Esto hizo que a lo largo de los años se le fueran añadiendo elementos que en principio no estaban proyectados.
Los entendidos en estilos arquitectónicos sabrán distinguir multitud de estilos mezclados, lo cual se debe al largo periodo de construcción. También mezcla otros elementos traídos de otros lugares, como dos pilastras sirias del siglo IV que fueron traídas a Venecia en el siglo XI.
Como se puede ver en las fotos, nosotros pasamos en varias ocasiones por delante de la Basílica de San Marcos. La primera vez fue de noche, luego al amanecer siguiente y por último en el atardecer tras la excursión por las tres islas que veremos un poco más abajo.
Góndolas en Venecia
Uno de los atractivos más románticos de Venecia es el de darse un paseo en góndola por los distintos canales. Es lo típico, pero no pensemos que es barato. Es como darse una vuelta en coche de caballos por Sevilla, muy bonito, pero tiene su coste.
A lo largo de las calles de Venecia vas viendo muchísimos embarcaderos con góndolas aparcadas. Muchas son particulares y son usadas a modo de coche para desplazarse por la ciudad. Otras son las típicas para el recorrido turístico. Y otras son las que os vamos a contar más abajo con las que os podéis hacer una foto y decir que habéis montado en góndola sin dejaros un riñón.
Hay también quien pasa de ir remando en la góndola y lo que tiene es una pequeña barquita con motor. Cuando todos los días tienes que estar dándole al remo suponemos que el romanticismo se te pasa y lo que quieres es desplazarte lo antes posible y sin sudar.
Como decíamos antes, la forma de poder decir que te has montado en góndola y no dejarte el sueldo en ello es cogiendo uno de los conocidos «Traghetto». Es como un servicio de autobús colectivo que une dos orillas del Gran Canal, por el que te cobran un pequeño importe, 0,50€ por persona (varía ligeramente según la época del año).
Tomando uno de estos vivirás, por un periodo breve de tiempo, la experiencia de cruzar de una orilla a otra en góndola junto a más personas. Eso sí, en el sentido práctico te ahorras un buen pateo buscando un puente.
Las iglesias de Venecia
Mención especial tienen las iglesias que se pueden ver en Venecia. En cada plaza hay una. Las hay de todos los tamaños, estilos y estado de conservación. Hemos intentado documentarlas un poco pero es bastante difícil averiguar cuál es cuál con tan solo fotos generales, así que vamos a compartir varias fotos pero sin la historia de cada una.
El aperitivo en Venecia
Tanto andar nos dio un poco de gusanillo y nos metimos para tomar el aperitivo en un sitio bonito llamado «Il Merca». Allí nos tomamos un par de Spritz (a 2’50€/ud) y algún montadito minúsculo a 1’50€.
Probamos otro bar llamado «Al Remer» y por cómo nos miraron, no tenía pinta que quisieran turistas, así que nos trataron en consecuencia. Ahí los Spritz salían a 3€ y tenían un surtido de aperitivos bastante cortito y feo, tanto que cogimos un poco solamente.
Venecia de noche
Un buen momento para pasear por Venecia es durante la noche después de cenar. Los turistas de cruceros ya se han ido y los que se alojan en la ciudad se encuentran casi para acostarse.
Con este plan las calles se encuentran casi desiertas y hay muchos lugares que cambian mucho de la noche al día. Merece la pena dar una vueltecita nocturna.
Desayunar en Venecia
Para desayunar dimos unas vueltecitas buscando algo original para empezar el día, pero nada, al final entramos en un sitio cercano al hotel llamado Bar Caffe Olimpia.
Allí nos pedimos para desayunar dos cafés y un par de pasteles, que nos costó 5,40€ el desayuno (aceptable para ser Venecia). El dato curioso de esto es que ese precio era el de tomarlo en la barra, si te lo tomas sentado en mesa el precio es más del doble.
Excursión a Murano, Burano y Torcello
La mañana de nuestro segundo día en Venecia la dedicamos a realizar una de las excursiones más populares cuando se visita la ciudad de los canales.
El tour para conocer Murano, Burano y Torcello se contrata en el mismo embarcadero cercano a la plaza de San Marcos, aunque también se puede reservar por internet. A nosotros nos costó 20€ por persona y tuvo una duración de 4 horas y media.
Zarpamos y nos fuimos alejando de Venecia dejando una escena muy bonita a lo lejos. Al poco hicimos una parada en la Isla Lido para recoger más pasajeros.
Fábrica de cristal de Murano
La primera bajada que hicimos fue en Murano, donde había concertada con la excursión una visita a una fábrica de cristal de Murano y por supuesto a su tienda.
Allí, sentados en una especie de graderío, vimos a un artesano que hacía botellas y jarritas partiendo desde el vidrio recién salido del horno.
Luego nos retuvieron un ratito en la tienda hasta que comenzaron las protestas porque, obviamente, queríamos conocer Murano y dentro de una tienda con la puerta cerrada para que comprásemos a toda costa… era imposible.
Al final accedieron y nos quedaron menos de 20 minutos para ver la isla, así que nos planteamos 8 minutos para un lado, 4 minutos para pararnos a ver algo, y 8 minutos de vuelta. Así en resumen, lo único que vimos fue la iglesia de Santa María de los Ángeles de Murano.
Visita a la isla de Burano
La siguiente parada de la excursión fue en la Isla de Burano, una isla con una zona de casas de colores con pequeños canales. Esa zona es bonita y da para tomar unas fotos.
También pasamos por la iglesia de San Martino Vescovo de Burano, la única de la isla, Fue construida en el siglo XVII y de ella llama la atención su campanario de más de 50 metros de altura que se presenta doblado debido a que el terreno cedió por el peso.
En esta isla tuvimos 50 minutos libres que daban para dar un paseo, recorrer la isla y comer. Nosotros aprovechamos para comprar en un quiosco una pizza vegetal al taglio que estaba a 3,50€ cada porción. Esto fue en la calle comercial de la isla, conocida como Vía Baldassare Galuppi.
Isla de Torcello
La siguiente y última parada de la excursión de las tres islas fue en la Isla de Torcello. Nos dejaron en un embarcadero y desde ahí nos adentramos en la isla siguiendo un camino paralelo a un canal.
La Leyenda del Puente del Diablo de Torcello
En este canal nos cruzamos con un puente conocido como el Puente del Diablo. sobre este puente existe una conocida leyenda en la que interviene una pareja de enamorados, una bruja y el mismísimo diablo. En este blog que enlazo cuentan bastante bien la leyenda del Puente del Diablo de Torcello.
Más adelante llegamos a una zona con una antigua iglesia casi en ruinas aparentemente, la de Santa María Asunta de Torcello, que se podía visitar previo pago, pero que no entramos para aprovechar el ratito y conocer la zona.
El Trono de Atila
En los alrededores de la iglesia se encuentra el conocido Trono de Atila. En un primer momento se piensa en Atila el rey de los Hunos, pero no tiene nada que ver. Más bien es el que posiblemente utilizara el obispo o las autoridades de la zona para, en la antigüedad, hablarle al pueblo. En este otro blog que enlazo amplían un poco más el tema.
Iglesia de Santa María Asunta de Torcello
En la isla, que es pequeña, llama la atención una iglesia con un tamaño desproporcionado para el sitio en el que se encuentra. Tiene su origen en el siglo VII y durante mucho tiempo fue considerada una catedral.
Como aún nos sobraban unos minutos y hacía frío, aprovechamos para comprar un vasito de chocolate en un puesto que tenían por allí montado llamado «Taverna Típica Veneziana». Trampa para turistas total, a 3€ el vasito.
Atardecer en Venecia
Tras la excursión volvimos a Venecia y nos dimos una vueltecita por sus callejuelas para hacer algo de hambre. También nos llevamos para el recuerdo una bonita puesta de sol desde el embarcadero cercano a la plaza de San Marcos.
Cenar en Venecia
Volvimos al hotel para una duchita rápida y de nuevo a callejear, recorriendo zonas por las que no habíamos pasado, viendo tiendas y poco más.
Vimos en TripAdvisor un lugar recomendado para tomar vino y unos pequeños aperitivos llamados «cicchettis». El nombre del lugar no hay forma de encontrarlo ni tampoco lo apuntamos, así que si damos con él actualizaremos esta línea.
Entramos en el bar y el ambiente no era nada turístico. Había gente local que se ve que conocía cómo funcionaba el asunto. Allí se bebía un vino que apuntamos como «ombre» (que hemos visto en Google que se llama «ombra») y viene a significar vino de la casa. A euro el vaso, y los aperitivos igual. Había variedad y entre una cosa y otra se nos fue la mano con el vino.
Este bar está alejado del mogollón turístico y lo recomendamos por su ambiente acogedor, por su vino y por sus aperitivos. Fue una buena cena que sin duda mereció la pena.
Último día en Venecia
La mañana siguiente aprovechamos para hacer alguna compra de souvenirs, un picoteo para el tren hacia Milán que cogeríamos más tarde y poco más.
De aquí podemos destacar que entramos a comprar a un supermercado que está en un antiguo teatro del que conserva bastantes partes. En las siguientes fotos se puede ver.
Siguiente parada: Milán
La siguiente parada y última de nuestro viaje por Italia fue en la ciudad de Milán. No hace mucho publicamos ese artículo en el que contamos toooodo lo que hicimos en esa gran ciudad.
Y si quieres ver la primera etapa de este viaje que fue Pisa, puedes verlo en este enlace del blog antiguo.
¡Un saludo!