Como parte de un tour por Asturias visitamos en la segunda jornada las localidades de Cangas de Onís, Covadonga y Oviedo. El tour comprendía varios días entre Asturias y Cantabria, estando el hotel de la primera comunidad ubicado en un pueblo cercano a Gijón llamado Noreña.
La jornada «cero» del viaje fue prácticamente de autobús desde Sevilla hasta Asturias, y fue en la primera jornada real en la que tuvimos un primer contacto con Asturias en la visita a Gijón y Ribadesella que contamos en el blog antiguo.
Cangas de Onís
El segundo día fue, para nuestro gusto, de los más bonitos de este viaje asturianocántabro. Salimos temprano por la mañana de Noreña y nos encaminamos en el bus del grupo hacia Cangas de Onís, explicándonos la guía todo lo que íbamos viendo a nuestro paso.
El Puente Romano
Cangas de Onís es una pequeña población con mucha historia, y lo que más atrae a nivel visual es la estampa de su Puente Romano, del que cuelga la famosa Cruz de la Victoria.
El puente actual es de construcción medieval, de época de Alfonso XI aunque puede ser posible que el primero sí que fuera romano, de ahí que se le conozca con ese nombre. También se le conoce como «Puentón» y es uno de los símbolos de Asturias.
Tras pasear por la orilla del río Sella seguimos andando por las calles de Cangas de Onís y aprovechamos para comprar productos típicos asturianos en una tienda que está muy bien situada para los turistas. Compramos embutidos, quesos, y alguna cosilla más.
Como teníamos algo de tiempo libre después de las compras nos dimos una vuelta y llegamos a un horreo típico asturiano en el que tomamos algunas fotos antes de seguir la ruta del día.
Covadonga
Volvimos al bus de la excursión que nos llevaría hasta Covadonga. La subida es preciosa. Podéis hacer una parada para ver el Repelao, lugar donde Don Pelayo fue proclamado rey por sus seguidores.
Cuando estás arriba no sabes para dónde tirar (todo el entorno es precioso): a la izquierda, la gruta de la Santina; a la derecha, la Basílica de Covadonga; si seguimos subiendo, los lagos de Covadonga en el Parque Nacional de Picos de Europa…. Vayamos por partes.
Lagos de Covadonga
En primer lugar cogimos el minibus que nos llevaría hasta los lagos. El primero que ves al subir es el Lago Enol, que está a unos 1.000 metros de altitud y es el más grande. También alberga la virgen de Covadonga en sus profundidades.
Unos 100 metros más arriba está el Ercina, donde nos dejan en el parking y tomamos unas escaleras hasta el Mirador de la Reina. ¿Las vistas? Juzga por ti mismo.
También está el lago Bricial, mucho más pequeño y que solo se llena con los deshielos, pero ese no lo vimos. Tras esto, comenzamos la bajada de vuelta en el bus, parando a veces porque las cabritas necesitaban pasar. Como despedida de los Lagos de Covadonga, unas vistas.
La Santina
Ahora nos tocaba visitar a la Santina, en la Santa Cueva de Covadonga. La ermita que hay a su vera fue construida por Alfonso I el Católico para conmemorar la victoria de Don Pelayo ante los musulmanes. Por cierto, el nombre de Covadonga significa Fuente de la Cueva, por lo que… atemos cabos.
En 1777 la cueva sufrió un incendio que hizo que se perdiera incluso la talla original de la Santina por lo que la actual es una donación del Cabildo de la Catedral de Oviedo en 1778, que ya son años. Sin duda la visita a la Santina es una parada obligatoria si pasas por Asturias.
En el Santuario de Covadonga también encontraremos la tumba del Rey Don Pelayo y de su mujer la Reina Gaudiosa, la Reina Ermesinda, hija de Don Pelayo y Gaudiosa, su marido el Rey Alfonso I el Católico, y una hermana de Don Pelayo. Tambien en los alrededores de Covadonga nos encontramos con una imagen de Pelayo, de Eduardo Zaragoza.
Tras visitar la gruta, bajamos a la Fuente de los 7 Caños. Según el dicho popular, el que beba de los 7 caños sin respirar, se casará en un año. Nosotros, por si acaso, preferimos beber aunque ya estemos casados jeje.
“La Virgen de Covadonga
tiene una fuente muy clara,
la niña que de ella bebe,
dentro del año casa.
Al llegar a Covadonga
no bebas agua, morena,
si, como dijiste ayer,
prefieres vivir soltera.”
Basílica de Covadonga
Por último nos dirigimos hacia la Basílica de Covadonga, terminada en 1901. Su estilo es Neo-Románico y está construida con piedra de las montañas de Covadonga. Dentro de la iglesia destaca la imagen de Nuestra Señora, presidiendo el Altar Mayor.
La visita se acababa y volvimos al bus para dirigirnos a nuestro hotel a almorzar, con la idea de descansar un poco y ponernos de nuevo en marcha para conocer Oviedo.
Tarde en Oviedo
Tras hacer una visita panorámica en autobús y tener unas nociones básicas sobre la ciudad, nos bajamos e iniciamos nuestro paseo por Oviedo. En el casco histórico nos encontramos la Catedral de Oviedo, junto a la Plaza de Alfonso II el Casto.
La catedral es de estilo gótico y alberga en su interior la Cámara Santa, repleta de reliquias. Es por ello que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En la parte alta de la plaza podemos visitar la estatua de Ana Ozores, protagonista de La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín. Esta estatua la hizo el escultor Mauro Álvarez. Después nos topamos con la lechera y su burro en la Plaza de los Trascorrales, destacable por sus vivos colores. Es uno de los lugares más pintorescos de la ciudad.
Seguimos caminando y llegamos a la Plaza y Mercado del Fontán, llenos de sidrerías y tiendas de artesanía donde poder curiosear un ratito. La siguiente parada fue la Plaza del Ayuntamiento y la Iglesia de San Isidoro el Real.
Un pelín más alejado se encuentra el Teatro Clara Campoamor, escenario de entrega de los Premios Princesa de Asturias.
A pocos metros caminando se encuentra la simpática Gorda de Botero, estatua que representa la Maternidad y que bien mereció una foto. Hay muchas más en otras ciudades, a ver si nos las vamos encontrando y las perpetuamos en el blog.
También está cerca del teatro la curiosa estatua Culis monumentalibus, en la calle Pelayo. Viene a ser eso, un culo muy grande. Me imagino lo que da que hablar este monumento a los abueletes jubilados que pasean por el centro.
Por último, nos damos un pequeño paseo por el Campo de San Francisco, perfecto para relajarse y coger fuerzas para después irnos de shopping por la calle Uría. Por aquí picamos unos carbayones, para no irnos sin probar el dulce típico de Oviedo.
Nos fuimos con ganas de volver a la Vetusta de Clarín, puesto que nos han faltado muchas cositas por ver al estar alejadas del casco histórico, y es que nos hemos perdido visitar las joyas del prerrománico… eso dará para otra entrada en el futuro. Volveremos a Oviedo.
De vuelta al hotel
Llegamos de vuelta al hotel tras una buena jornada de turismo. Nos dimos una duchita, cenamos y ¡vuelta a la misma sidrería de la noche anterior! Con esos precios quién rechaza tomarse la última…