Como parte del viaje por el norte de Marruecos hicimos una escapada de un día en Assilah, un pequeño pueblo de costa que en su día vivía de la pesca pero que en la actualidad es un destino turístico de lo más demandado en la zona.
La escapada de un día en Assilah, que en castellano es Arcila, la comenzamos tras haber pasado un día en Tetuán, y previamente haber pasado también un día en Chaouen.
En Tetuán salimos de la medina hacia la zona del ensanche español para coger un taxi que nos llevara a la estación de los taxis compartidos de esta ciudad. El taxi nos salió por 11dh, al cambio aproximadamente un euro.
Cómo llegar de Tetuán a Assilah
En la estación de taxis compartidos de Tetuán perdimos bastante tiempo porque estuvimos esperando bastante a que el taxi compartido se llenara. Se ve que ese día nadie quería viajar desde Tetuán a Assilah en taxi compartido y se nos iba a hacer muy tarde.
El taxi compartido desde Tetuán hasta Asillah tiene una tarifa de 50 dirhams por persona, que son más o menos casi 5€. Como ya llevábamos casi una hora esperando a que se llenase, decidimos reservar el taxi completo que salía por 300dh, casi 30€. Estábamos impacientes por empezar el día en Assilah.
Visto así suena bastante, pero eso es lo que suele costar en cualquier ciudad de España que un taxi te lleve al aeropuerto, que no suele estar a más de 10 o 15 km. Aquí hicimos casi 100 kilómetros.
Los taxistas de este tipo de taxi no suelen hablar en todo el camino pero en este caso nos tocó el más simpático de todos. Estuvo charlando con nosotros todo el camino, nos explicaba qué era cada cosa qué había por donde pasábamos, de que vivían en las distintas zonas, nos contaba un poco su vida, etc. Se nos hizo muy ameno. Y conocimos muchos detalles sobre la vida del día a día en esta zona de Marruecos.
Empieza el día en Assilah
Cuando ya se veía la costa, la mejor parte del camino, el conductor nos animaba a tomar fotos aprovechando que no había nadie en la playa, ya que era una zona muy bonita y al ser temporada baja se veía todo espectacular.
El taxista nos dejó en la zona de las puertas de la medina, la zona amurallada, aunque nuestro alojamiento no estaba dentro, estaba casi al lado de una de las puertas, concretamente la que se llama Bab Al Homar, la Puerta de Tierra, situada al este y rematada por el escudo de Portugal, con una entrada en codo para dificultar a los posibles invasores.
Esta zona es muy comercial, está llena de bares y de tiendas y al estar pegada a la medina es perfecta para comer o tomar algo sin perder de vista la zona turística.
Dónde alojarse en Assilah
Como hotel en esta escapada de un día en Assilah, o más bien apartahotel, reservamos en Dar Bouanani, un lugar muy cerca de la zona más ambientada de restaurantes y comercios, justo frente a la muralla.
Además, la playa está a menos de 10 minutos andando. Si la localización es buena, el precio aún mejor. Tan solo 256dh la noche, sobre los 25 euros.
Es un sitio para alojarse totalmente básico, con lo necesario para pasar un día en Assilah o varios, tipo apartamentos turísticos de la Costa del Sol pero algo más relajado en temas de limpieza. Aún así, nada comparado con el que estuvimos en la escapada a Chaouen.
Dónde comer en Assilah
Para almorzar dimos un pequeño paseo bordeando la muralla hacia la zona del puerto y paramos en un lugar llamado Casa La Place, situado en una rotonda frente a la Puerta de la Alcazaba, conocida como Bab El Kasbah.
Este bar da a una rotonda en la que por una salida se puede ir hacia el puerto, en la siguiente hacia una pequeña playa al pie de la muralla, en la otra hacia la puerta de la alcazaba y en la última hacia la zona de viviendas de Assilah.
Es muy entretenido estar sentado en este bar, ya que vas aprendiendo a través de lo que ves cómo se desarrolla el día a día en Assilah. Un dato curioso es que en este rato observando la rotonda apreciamos que había más mujeres al volante que en las otras ciudades del norte de Marruecos en las que habíamos estado. También llaman la atención los coches de caballo que parecen de carnaval o del programa Gipsy Kings.
Y mientras observábamos, llegó la comida. Pedimos para almorzar una ensalada Niçoise, una fritura de pescado variada y una botella agua. También nos pusieron para picar una berenjena aliñada y unas aceitunas.
Todo esto que estaba muy rico nos salió por 168dh, unos 15€ aproximadamente. No es caro, pero los precios en Assilah al ser un sitio de costa muy occidentalizado son ligeramente superiores a los de otras ciudades.
Relax en la playa
Tras el almuerzo nos dimos un paseo por la playa cogiendo la salida de la rotonda junto al puerto, que estaba todo en obras, como urbanizando aquello un poco, aunque la verdad es que el hecho de que esa zona esté algo en bruto le da bastante encanto.
Para el paseo nos compramos en un puestecito al pie de la muralla un zumo de caña de azúcar con jengibre y para acompañar compramos un paquete de cacahuetes. No apuntamos el precio, pero nada caro, quizás 30 dh todo o menos.
La playa en ese momento era un lugar de tranquilidad absoluta, con una temperatura muy buena que para estar un ratito sentados al sol en las piedras nos fue suficiente.
Incluso había un grupo de amigos en bañador tomando el sol cerca de la orilla, no los vimos bañarse pero hacía tan buen día que apetecía aunque fuese acercarse a la orilla para mojar un poco los pies.
Más tarde en un comercio de la medina nos contó un chico que la obra que estaban haciendo al lado de la playa era para urbanizar aquello, lo que iba a hacer que perdiese bastante encanto aquel rinconcito de Asillah.
El caso es que allí estuvimos un buen rato disfrutando de nuestro zumito de caña de azúcar con jengibre y de los cacahuetes, con unas vistas privilegiadas de la playa. Este sin duda fue uno de los mejores momentos del día en Assilah.
En esta playa, si miras al mar de frente, a la espalda tienes la muralla de la medina con varios cañones antiguos apuntando hacia la costa de la misma forma que las ventanas pintadas de azul de las casas que dan para allí. ¡Qué afortunado el dueño que las tenga!
Si seguimos mirando al mar, a la derecha nos queda un espigón del puerto que se extiende como un brazo enorme que entra al mar para proteger las pequeñas embarcaciones que allí se encuentran. Como veis estas barquitas de pescadores nos dejaron una bonita foto antes de irnos de la zona.
Paseando por la medina de Assilah
Llegó el momento de conocer la medina de Assilah, a la que entramos por la Puerta del Mar, llamada Bab Bhar porque está como su propio nombre indica, al lado del mar. Esta puerta da acceso a una plaza en la que hay una antigua Torre Portuguesa que más adelante volveremos a ver.
Lo primero que vimos ya nos encantó, justo al lado de la torre hay una plaza llena de vida en la que destaca una pintoresca tienda de alfombras que muestra el producto a la calle desde todos sus balcones y ventanas.
Dimos un buen paseo recorriendo las callecitas del interior de la medina, viendo tiendas y tomando mil fotos, cada esquina que íbamos doblando era un nuevo rincón que nos queríamos llevar con nosotros.
Es todo tan bonito que cuando te das cuenta el día en Assilah se te va escapando mientras buscas rincones con encanto. Cada detalle, cada puerta de una casa, cada muro… todo es muy característico de allí, quien haya estado y vea estas fotos sabrá sin duda que se trata de Assilah.
Entramos y salimos varias veces por las distintas puertas de la medina de Assilah, paseamos como un gato más de los que allí pasan su vida, vimos el mar desde las murallas, construidas por Alfonso V de Portugal en el siglo XV.
Tomamos fotos de los impresionantes murales que decoran la medina, hechos por el Festival de las Artes de Assilah, un evento multidisciplinar e internacional que utiliza las calles de la ciudad como escenario.
Esto aporta aún más valor a la hora de hacer turismo, además de involucrar tanto a residentes como a visitantes. Según hemos leído, al Festival vienen artistas muy reconocidos de todo el mundo. A la vista está que el resultado es muy positivo en cuanto a la imagen de la medina.
También pasamos por la Gran Mezquita de Assilah, en la plaza Ibn Khaldun, que en ese momento estaba en obras de rehabilitación y apenas se podía ver bien.
Pasamos por una pastelería que regentaba una señora a la que le compramos unos pastelitos que estaban muy buenos, por tan solo 4dh la unidad. En cuanto nos los comimos nos arrepentimos de haber comprado solo un par.
Por suerte nos cruzamos con la pastelería de Walid, cuya madre hace todos los días los pasteles que luego él vende (eso nos contó). Aquí probamos también los pasteles y estaban aún más buenos, por lo que al día siguiente antes de irnos pasamos temprano a comprar unas cajitas.
De compras por Assilah
Tras el paseo por la medina nos dirigimos hacia la zona menos turística, la avenida Hassan II, llena de comercios y tiendas en las que compran tanto locales como los turistas que se aventuran. La calle está llena de gente a todas horas, hay todo tipo de tiendas para comprar lo que sea. Ir por esta zona es una buena forma de conocer el día a día en Asillah.
En nuestro caso entramos en una tienda de especias y compramos ras el hanout, una mezcla de hierbas y especias (entre 4 y 30 según quien la haga). Esta mezcla de especias se utiliza para la mayoría de los tayines marroquíes, y también para el cous cous y otros platos.
Para que no se nos hiciera tarde para la cena cambiamos algunos euros por dirhams en la misma calle y dimos la vuelta para ir al hotel a ducharnos, fichando de paso un sitio donde comprar cosas típicas de Marruecos para el desayuno del día siguiente.
Camino del apartahotel pasamos por un parque que lo cruza la avenida Mohamed V en el que las familias van a pasar las tardes con los pequeños. Está muy arreglado, lleno de gente y rebosante de distracciones para los niños. Otro sitio más para conocer cómo es el día a día en Assilah.
Cenar en Assilah
Antes de irnos al hotel habíamos decidido ir esa noche a cenar a un bar cercano a la muralla llamado Farah, muy cerca del parque que antes hemos mencionado.
Había solo una mesa ocupada y no tardaron mucho en atendernos. Pedimos un plato de lenguado con patatas (50dh), pinchitos con patatas y arroz (40dh), sopa de verduras (20dh) y como entrante unas sardinas (25dh). Además, nos pusieron pan, unas aceitunas y un aliño para picotear.
Como de costumbre comimos con la vista y pedimos demasiada comida para cenar. El plato de sardinas traía seis bien grandotas. íbamos a reventar. Al ser tan grandes tenían mucha carne, pero también muchas espinas. Eso sí, estaban buenísimas.
Los lenguados, que venían tres, muy buenos también, y lo mismo pasó con los pinchitos y las cosas de picoteo. Lo único que falló era la sopa de verduras, tenía un sabor demasiado picante y la verdad es que podíamos haber prescindido de ella.
En cuanto al coste de la cena, 170dh, algo menos de 17€ para un gran lote de comida como podéis ver en las fotos. Es que no tenemos remedio…
Hay tantos sitios ricos en los que comer que ya nos hemos planteado volver para estar más de un día en Assilah y poder probar cuantos más mejor. La gastronomía marroquí tiene mucho de lo que aprender y unos platos que siendo sencillos tienen mucho alimento y un sabor de diez.
Desayunar en Assilah
Para el desayuno bajamos a comprar unas cositas a un local que había cerca del apartamento al que habíamos echado el ojo el día anterior. Hacían cosas marroquíes con una variedad considerable que si en vez de un día en Assilah estáis varios lo ideal es probar cada vez uno diferente.
En este sitio compramos para desayunar dos harchas, dos m’smen con Nutella y queso, y dos «donuts» marroquíes, entrecomillado porque posiblemente tuviese un nombre más exótico. Esto nos salió por 16dh solamente, muy buen precio.
De camino al apartamento fuimos a comprar la bebida y paramos en otro sitio. Ahí compramos dos batidos de aguacate que nos costaron 34dh.
En total este desayuno campeón nos costó 50dh, sobre 5€. Parecido el precio al de España, pero en ningún sitio te ponen tantas cosas ricas y recién hechas.
Era mucha cantidad y además llenaba un montón. De hecho nos sobraron harchas que llevamos de vuelta para la merienda en España.
Al igual que nos pasó las dos veces que desayunamos en Tetuán, una en un bar y otra en el riad, en Assilah nos fuimos muy contentos con el desayuno. Así se empieza el día con mucha energía.
De vuelta a Tánger y a Tarifa
Y llegó el momento de la despedida del día en Assilah, fuimos a comprar unos pasteles árabes a donde Walid y pasamos por la Torre Portuguesa que en ese momento no tenía a nadie alrededor, por lo que aprovechamos para tomar una foto. Esta torre tuvo un carácter defensivo, ya que desde su parte alta se domina toda la medina al completo.
Tocaba coger un taxi compartido hasta Tánger y desde allí el ferry hasta Tarifa. Pero lo primero era el taxi compartido a Tánger que se cogía cerca del parque que hemos nombrado antes.
Cada plaza a Tánger sale por 20dh y como tardaba en llenarse el coche y no queríamos llegar tarde al ferry pagamos las 4 plazas traseras para ir cómodos por un total de 80dh.
El taxi, un Mercedes de 40 años, era una tartana hecha polvo que parecía que se iba a desmontar. En cuanto arrancamos el taxista tuvo un incidente con otro conductor al que le pitó para que aligerase o se quitase del medio. El conductor se giró y le dijo algo, cruzaron dos gestos y seguimos.
Hasta que 30 segundos después el otro conductor nos adelanta y le da el alto al taxista. Era un policía de paisano. Lo puso firme en un momento al taxista, le quitó las prisas con dos miradas.
Le pidió todos los papeles y luego le pidió que le sacara las cosas del maletero, le miró el extintor, etc. El tema es que algo no estaba en regla y volvimos hacia la parada. Parecía que se alargaba un poco más el día en Asillah.
Allí nos cambiaron de taxi y el policía fue a cerciorarse de que el conductor perdía el viaje y se lo daba a un compañero. Fue un momento algo tenso, pero bueno, si nuestro conductor hubiese sido más paciente no le habría pasado nada. Casi medio viaje estuvieron comentando lo que había pasado de forma enérgica entre el conductor y uno de los dos pasajeros que se apretujaban delante.
Seguimos sin incidencia y llegamos a una estación de taxi compartido en Tánger. Allí, un hombre mayor que venía en el mismo taxi que nosotros desde Assilah nos dijo que si queríamos compartir el taxi con él hasta el puerto, cosa que aceptamos.
El hombre era marroquí y vivía en Madrid. Este viaje con él nos sirvió para saber que el trayecto que a nosotros solos nos había costado 45dh unos días antes, a él le costó solamente 7´60dh. Es decir, que nos timaron un poco con el precio del taxi. Un consejo: fijaros que el taxi tenga taxímetro porque si no el conductor os dirá el precio que se le antoje por si cuela.
El caso es que llegamos al puerto de Tánger y ya íbamos a volver para Tarifa. El tiempo estaba revuelto y la mar muy agitada, tanto que no paró la gente de marearse durante el trayecto de vuelta. Y el barco pegaba unos meneos…
Como había muchas posibilidades de que el ferry se cancelara, por precaución teníamos contratado un seguro de viajes de IATI, que además de temas de salud también te cubre si pierdes el transporte por culpa de retrasos o similares. Tenéis toda la información sobre este seguro en su web, y si vais de nuestra parte a través de este enlace os hacen un 5% de descuento.
Por suerte no nos hizo falta tirar de él, aunque se retrasó un poco la salida del ferry pero no nos afectó en nada para poder volver a Sevilla.
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