Las Bardenas Reales de Navarra, Parque Natural y Reserva de la Biosfera, es un paraje semidesértico que visitamos tras despedirnos de Sos del Rey Católico, en Aragón.
El aspecto de las Bardenas Reales recuerda a las películas del oeste americano que se desarrollaban en mitad del desierto, que muchas veces resultaban estar rodadas en el Desierto de Tabernas en Almería.
Lo que vemos hoy en día es el resultado de millones de años de erosión, dando lugar a paisajes rocosos a base de arcillas y areniscas. Esta erosión ha formado lo que se conoce como «cabezos», que son esas formas «piramidales» (por buscarles alguna similitud).
Esto ocurre porque en la parte superior hay materiales que son más difíciles de erosionar que los de la base, de modo que se va desgastando por los lados manteniendo su forma por arriba.
El nombre de Bardenas Reales
El origen del nombre de Bardenas Reales (ojo, no es Bárdenas) se debe a varias cosas. Lo de Bardenas no está muy claro, pero de lo que hemos leído lo que nos da mejor sensación es la teoría que propone que tiene su origen en la composición árabe «ŷabal al-B.rdà», de la que derivan los términos zalabardanos o chalabardanos, que eran los pastores trashumantes cuyos rebaños pastaban en lo que ahora se conoce como Bardenas Reales. En cuanto a «Reales», sí está clarísimo. El terreno pertenecía a los Reyes de Navara.
Visitar las Bardenas Reales
Hay varias formas de visitar y acceder a las Bardenas Reales. Por entendernos, está la zona llamada Plana de la Negra, la Blanca Alta y la Blanca Baja. Nosotros accedimos desde el pueblo de Arguedas en dirección hacia la Blanca Baja, que es donde se ubica el Centro de Información de Bardenas Reales.
En el Centro de Información nos dieron un mapa, nos explicaron la ruta en coche y nos marcaron los lugares más significativos para pararse, aunque te puedes parar cuando veas que no estorbas y que las señales te lo permiten.
Comenzamos la ruta, que se desarrolla por un camino de tierra, pasando de largo por delante de un cuartel militar en activo. Allí no se puede parar así que pasamos de largo directamente.
El camino está acotado para que no te salgas a pie del circuito establecido, ya que aquello es un polígono de tiro del ejército y además es reserva natural.
En la web de Turismo de Navarra comentan que antiguamente hubo cocodrilos y tortugas en la zona, pero a día de hoy se pueden encontrar rapaces como águilas, buitres y búhos, también algunos pequeños mamíferos como zorros, ginetas y gatos monteses, completados por anfibios y reptiles.
Lo bonito del trayecto, que son un buen puñado de kilómetros, está en observar los paisajes, pararse de vez en cuando a observar el terreno y tratar de ver algún ave rapaz. Y ya que estás, tomarte fotos. Dicen que en primavera le salen los colores, pero cuando fuimos nosotros, en junio, aquello era más bien color desierto.
Dentro de la Blanca Baja, que como hemos dicho antes es por donde hicimos la ruta en coche, hay varias zonas destacadas como podrían ser Pisquerra o El Rallón.. Cuando decimos destacadas nos referimos a que el paisaje tiene unas formaciones muy particulares, conseguidas a lo largo de años y años de erosión. Teniendo mano con la fotografía (que no es nuestro caso) se pueden obtener unas fotos bastante decentes.
Cabezo de Castildetierra
Casi al final del recorrido en coche llegamos al lugar donde se encuentra la formación más destacada de las Bardenas Reales de Navarra, el Cabezo de Castildetierra. Se trata de un pequeño montículo con el extremo superior muy afilado en comparación con el resto de su cuerpo.
El proceso de erosión hará que termine desapareciendo con el tiempo pero, mientras tantos, son miles los turistas que hacen parada junto a él para inmortalizarlo, consiguiendo unas fotografías de puesta de sol impresionantes. En nuestro caso, el sol de mediodía pegaba de lleno desde arriba, como se puede ver.
Siguiente parada: Olite y Ujué
Tras la visita a las Bardenas Reales nos montaríamos de nuevo en el coche con el plan de visitar Olite, almorzar allí, y luego dirigirnos hacia Ujué. Ese día la jornada turística finalizaría en Pamplona, donde haríamos noche.